Por: Hugo Supo
Es inconcebible lo que está ocurriendo
en nuestras narices. Día a día se suman los asaltos a mano armada,
asesinatos, desvalijamientos en plena carretera y similares. Quienes
laboramos en los medios de comunicación lo informamos, alertamos e
intentamos que este triste panorama esté claro para nuestras
autoridades.
Pero no, no queda claro, a ellas hay
que explicarles cual infantes para dejarlo en blanco y negro.
Señoritos de corbata y camisa
planchada, encargados de decidir las políticas de seguridad
ciudadana: ¡nos están ganando! Los delincuentes nos dan cuera y
han convertido algunos sitios en tierra de nadie.
Vamos a identificarlos geográficamente.
En la zona norte de la región Puno, con mayor incidencia en las
provincias de San Román, Putina, Azángaro y Carabaya, se vive un
ambiente de desesperación y zozobra sembrada a punta de arma
maleante e indiferencia gubernamental.
Es obvio que alguna organización
criminal opera en estas localidades y ha focalizado a sus víctimas.
Los mineros y comerciantes que tienen que ver con este negocio lo
saben muy bien. Quién mejor para dar su testimonio que los deudos de
los acopiadores asesinados en La Rinconada, los mineros que son
blanco de “marcas” en Juliaca y hasta los ronderos de Carabaya
que han sido humillados en un reciente atraco.
Cada inacción de la PNP, cada acto de
indiferencia de las autoridades civiles -irónicamente líderes de
los consejos de seguridad ciudadana-, cada silencio de la población
es una derrota para nosotros.
Ha sido curioso observar al jefe del
Frente Policial de Puno, general PNP Alberto Villalobos Fernández,
“solidarizarse” con los ronderos asaltados en Macusani, como si
esa solidaridad les devolviera la paz. Necesitamos acción,
caballero.
Igual de indignante resulta la
existencia de esas organizaciones como el Consejo Regional de
Seguridad Ciudadana, cuyo presidente es Mauricio Rodríguez, la
oficina del Comisionado para la Paz y Desarrollo del Ministerio del
Interior o las gobernaciones. Sepan ustedes que sin resultados su
existencia se hace inútil.
Según el INEI, el 2012 fue el año en
que menos bandas delictivas se han desactivado en la región, solo se
capturaron a 16 organizaciones, cifra que no le llega a los talones
al 2010, cuando se desarticuló 80 bandas, o al 2011, cuando se hizo
lo propio con 105.
Lo más seguro es que las cifras sean
más decepcionantes en el 2013, salvo que a alguna autoridad se le
ocurra decir que este periodista está histérico al estilo del
tristemente recordado expremier Juan Jiménez, que así se refería a
la inseguridad. (Publicado en Correo Puno 20/12/12)