Por: Hugo Supo
“Amig@s, fiel a mi trayectoria de
servicio al país, mañana presento mi renuncia”, ha escrito el
accionpopulista Víctor García Belaúnde en la red social Twitter,
ayer domingo, confirmando de esta manera su salida de la comisión
que investiga en el Parlamento Nacional el caso Oscar López
Meneses.
Muchos de sus amigos, colegas políticos
y periodistas se han mostrado piadosos en los comentarios que han
seguido a la dimisión. No compartimos esa benevolencia, sobre todo
si se trata de un tema tan delicado; por eso es necesario poner los
puntos sobre las ies.
En un país en el que la opinión
pública está marcada por la desconfianza generalizada, es imposible
creerle a Vitocho -con su experiencia- que la reunión realizada con
el presidente de la República, Ollanta Humala, y el ministro de
justicia, Daniel Figallo, haya sido solamente para solicitar
facilidades en el proceso de investigación.
Los signos de decencia que algunos
resaltan en García Belaúnde caen en saco roto cuando él trata de
justificar su cita con el primer mandatario confesando una opinión
que incluso podría interpretarse como un adelanto de juicio: “El
Presidente de la República no está acusado de nada”, sostuvo
ratificando su falta de imparcialidad.
No nos tragamos el cuento de la
supuesta candidez de este parlamentario cuando el cuestionamiento
ciudadano hacia Humala por estar presuntamente involucrado con el
favorecimiento de seguridad especial para el operador montesinista,
López Meneses, es tan grande.
Mucho se ha dicho sobre los indicios de
que alguien de palacio sería el encargado de tejer esa red con la
mafia que cogobernó el Perú de los años noventa (rememoremos la
renuncia del asesor presidencial Adrián Villafuerte a raíz de este
escándalo).
Por eso no le creemos a Vitocho ni a
Humala. No pueden salir con aquello del “error político”. En
política no se cometen estos errores. Todo está vinculado. No hay
puntada sin hilo. Y ojo que esto sucede con un congresista que ha
sido elegido gracias al arrastre de Toledo, hoy socio flacuchento del
humalismo, pero socio al fin.
La reunión secreta termina por
complicar la credibilidad de este gobierno, pues ha preferido el
oscurantismo antes que la transparencia para solucionar sus
problemas. (Publicado en Correo Puno 23/12/13)