lunes, febrero 29, 2016

Solo es un fenómeno

Por: Hugo Supo

El apoyo que está cosechando Julio Guzmán es un globo de gas. No hay voto duro allí. Es electorado volátil. Emocional. Nada garantiza que esos electores se queden a apoyarlo hasta el día de los comicios.
No hay que negar que la candidatura de Guzmán ha sido inteligentemente calculada desde un laboratorio comunicacional, por ello sus poses, la sonrisa de miss simpatía, las indumentarias moradas acordes a cada pueblo, etcétera; sin embargo, es innegable también que la ola morada está diseñada para la campaña electoral solamente, nada que ver con un programa de gobierno.
Julio Guzmán ha dicho en más de una ocasión que es el candidato “antifujimorista”, pero por lo revisado en sus documentos partidarios y plan de gobierno, no parece ser precisamente el político de las grandes reformas que requiere el Perú.
La verdad es que no hay diferencia sustancial entre Guzmán y el batallón de postulantes que basan sus programas en el “piloto automático”, a excepción de Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza que al menos han hablado de renegociar los contratos de gas de Camisea.
¿Entonces cuál es el motivo del apoyo al candidato morado?, ¿la novedad de su rostro?
Ser nuevo en política es un argumento insuficiente para merecer la Presidencia de la República, además ese discurso nos recuerda al independiente Alberto Fujimori de 1990 que basaba su candidatura en ser la antípoda del político tradicional.
Y harto sabemos los peruanos de aquello que lo nuevo no es garantía de lo bueno.
Así que aguanten su entusiasmo quienes estén definiendo su voto por Guzmán.
Hay un tema adicional que hace más volátil aún la opción morada, en Puno y en otras regiones es bastante probable que se quede sin candidatos al Congreso de la República.
Un oficialismo así, con minoría parlamentaria, arrastrado en su discurso por los efectos del Fenómeno El Niño y paparruchadas coyunturales, debería darnos miedo. (Correo Puno-Juliaca 29/02/16 Foto: Internet)


lunes, febrero 01, 2016

Candelaria 2016

Por: Hugo Supo

Qué desalentador es cuando los paisanos nos alegramos de nuestras propias desgracias. Es despreciable. Varios opositores del alcalde puneño -por el solo hecho de ser opositores- saltan de alegría por el arruinado negocio de la concesión de palcos para la veneración y parada en honor a la Virgen de la Candelaria programada para el 8 de febrero. Esbozan una sonrisa guasona y se declaran paladines de la lucha anticorrupción por frustrar el aparente mal negociado que hicieron las autoridades ediles, los directivos de la Federación Regional de Folclore y Cultura, y una infeliz empresa limeña que era favorecida con la venta de butacas.
¿Pero debemos de alegrarnos por esta situación?, ¿acaso esta improvisación organizacional no refleja también la incultura nuestra? Porque la incertidumbre que provoca esos desavances, la probabilidad de una desastrosa octava, en realidad, nos incluye a todos.
Este columnista a diferencia de otras opiniones, no ve con malos ojos el ingreso de una empresa privada que nos ayude en la organización de la fiesta patronal, por el contrario, hasta podría ser una oportunidad de superar las taras que arrastramos desde hace décadas, aunque hay que ser igualmente duros con el alcalde, Iván Flores, por no saber hacer las cosas.
Un grupo de periodistas puneños interesados en mejorar, estamos empapelando desde antes de la festividad anterior a los responsables de la organización.
“Evaluemos”, “planifiquemos”, “organicemos”, “conversemos”, “adelantemos situaciones” y cosas por el estilo, son como estribillos que hemos ido repitiendo ante las autoridades.
Qué interesante hubiera sido que el burgomaestre Flores escuchara, así, podría haber convocado a una selección limpia para los servicios que la festividad requiere desde hace seis meses mínimamente. O que antes, la presidenta de la Federación Regional de Folclore, Yenny Silva, definiera con sus directivos la ruta de la parada. ¿Se imaginan cuánto se avanzaría?
Con ruta definida a tiempo, se prevé seguridad, concesión de escenario, ensayos, flujo vehicular, campañas de sensibilización, promoción y estabilidad organizacional. Como notarán este año no ha sido posible, lo cual nos obliga a insistir.
Y a quienes ahora sonríen por las desgracias de los organizadores, respiren un poco, que esos fracasos también son los nuestros. (Correo Puno-Juliaca 01/02/16 Foto: Internet)