Por: Hugo Supo
Las reformas constitucionales
propuestas por el presidente de la República, Martín Vizcarra, para
el Referéndum no atacan problemas de fondo; por tanto, tampoco son
la solución a esta crisis moral que sufre el país.
Por ejemplo, ¿de qué sirve no
reelegir a los congresistas si el sistema electoral carece de una
adecuada filtración para evitar elegir al repetitivo mal menor o el
arrastre?
Hay que recordar que está en vigencia
la prohibición de reelección para alcaldes y gobernadores, pero eso
no ha provocado que la corrupción disminuya ni el desempeño de las
autoridades mejore.
Si la calidad de los políticos
mejorara, tampoco sería trascendente el crecimiento del número de
parlamentarios, puesto que la democracia funcionaria mejor, es decir
orientado a los intereses del pueblo, no como ahora que resultaron
“bandas delincuenciales”.
En cuanto a legislación, sería
conveniente avanzar en otorgar mayores facultades al Jurado Nacional
de Elecciones (JNE) para que fiscalice el proceso de conformación de
organizaciones políticas y las elecciones internas.
En el modelo actual, el organismo
electoral apenas participa desde el momento de inscripción de
candidatos, es decir cuando el burro ya está muerto.
La verdad es que las organizaciones
políticas no funcionan, si lo hacen es cuando se acerca un proceso
electoral y solo para servir a los intereses del dueño o los
financistas.
Esa realidad espanta a cualquier joven
o cuadro nuevo que pretenda incursionar a la vida política del país,
generándose un círculo vicioso a favor de caudillismos y
populismos, muy lejos de la institucionalidad correcta.
La única garantía de que una
democracia representativa funcione es apuntar al sistema de partidos
políticos. Lo que está haciendo el Presidente es atacar al
fenómeno (reelección), no al problema; lo que, dicho sea de paso,
también es populismo. (Correo Puno Juliaca 18/10/18 Foto: Difusión)