Por: Hugo Supo
El decir que son aproximadamente 50 mil
danzarines los que ponen el color a esta fiesta es un mero y mínimo
cálculo, en realidad, ellos son solamente los más involucrados con
la parte folklórica, pero nunca más que en febrero, esta ciudad es
el centro de un fenómeno que ha traspasado lo religioso, social y
económico.
“Puno es por estos días la capital
del Perú”, decía ayer un periodista mientras admiraba el
despliegue de los danzantes. Es cierto, las visitas han sido tantas,
que todos los negocios (hoteles y restaurantes especialmente) han
visto agotadas sus provisiones.
He aquí lo interesante, la festividad
de la Mamita ha dejado de ser un acontecimiento provinciano, hoy
vemos que todo un país se contagia e involucra con esta
manifestación. Es indudable que vamos en franco crecimiento.
Empero, este vertiginoso avance también
implica retos trascendentales. Por tan solo hablar de la presentación
de danzas, cae bien la idea de “profesionalizar” la festividad,
es decir, avanzar hacia un espectáculo que el mundo pueda admirar
por su vanguardia.
El Colegio de Licenciados en Turismo de
Puno ya propuso en espacios académicos la idea de la
“profesionalización”, implicando ello el mejorar los criterios
de presentación de los bailes, agregarles temática a las diferentes
comparsas que hoy no han podido trascender más allá del amor,
devoción y diversión.
Y bien haría el Estado en sumarse, ya
que por ejemplo han acuñado al 2014 como el “Año de la Promoción
de la Industria Responsable y del Compromiso Climático”, qué
bueno hubiera sido que la música, trajes, coreografías, figuras y
otros detalles, giraran en torno a este mensaje. El reto es nuestro.
(Publicado en Correo Puno 10/02/14)FOTO: Correo