Por: Hugo Supo
Indudablemente, la Reforma Política es
una necesidad para la democracia peruana, pero esta requiere una
discusión profunda y amplia de la sociedad, no solo del visto bueno
del grupo de “notables” elegido por el presidente de la República
Martín Vizcarra.
El ciudadano de a pie sabe
generalidades sobre la mentada Reforma Política, como que son 12
proyectos de Ley, que algunos requieren de cambios en la Constitución
Política, el rechazo a la Bicameralidad, la reelección congresal,
entre otros aspectos mediatizados.
Sin embargo, pocos conocen las
implicancias de la propuesta impulsada por Vizcarra y sus ministros
de Estado.
Estos días, la discusión se ha
centrado en asuntos coyunturales como la cuestión de confianza, la
pérdida de inmunidad parlamentaria, entre otros. Son temas
importantes, pero no dejan de ser efectistas a los intereses del
Presidente.
La gente pide una Reforma Política que
desconoce en sus detalles, garantía de que seguirá quejándose más
adelante, porque no ha participado en la construcción de las
reformas.
Quizás esa es la debilidad principal
del reformista Vizcarra. Saltarse el debate público generará normas
sin legitimidad a mediano y largo plazo. Un camino que infelizmente
ya hemos recorrido y ha sido desastroso para el país.
Por eso las propuestas del Presidente
Vizcarra siguen siendo parches para mantener a flote la débil
democracia nacional.
Hay que comprender que el ciudadano
peruano, no solo quiere un nuevo Congreso, también un nuevo
Presidente, nuevos jueces, una nueva clase política que nos
represente de manera digna y responsable.
Lamentablemente, la discusión está
centrada solo en el cierre del Congreso de la República, no así en
la posibilidad de una Asamblea Constituyente que sería el inicio de
una Refundación de la Patria, tan necesario en esta etapa de la
historia peruana. (Correo Puno Juliaca 30/05/19 Foto: Difusión)