Por: Hugo Supo
Cosas de la vida. En el referéndum de
2005, Moquegua generó una isla dentro del territorio de la
proyectada Macro-región Sur Andina (Arequipa, Tacna y Puno). La
entonces presidenta regional moqueguana, Cristala Constantinides,
prefirió aislarse respaldada en su poderío minero, resquebrajando
la integración frente al centralismo limeño.
En 2019, es Puno el departamento que ha
quedado aislado del proyecto Mancomunidad Sur; el mapa de esta
jurisdicción incluye a Tacna, Moquegua, Arequipa, Cusco y Madre de
Dios.
Pero no todos los puneños estamos en
contra de la integración regional. Es el gobernador Walter Aduviri
quien considera innecesaria a la Mancomunidad Sur, quizás
sospechando que la verdadera intención de los vecinos es el
aprovechamiento de recursos (¿hídricos?) sin considerar a los
pobladores del altiplano.
Las sospechas de Aduviri están
fundadas en la historia, es cierto que son los departamentos costeros
que más provecho le han sacado a los recursos que nacen en Puno:
agua, alpaca, quinua, leche, minerales, etcétera.
Y Aduviri representa en este momento
ese resentimiento histórico, el de ver cómo los vecinos desarrollan
sin que los de aquí tengan las mismas oportunidades, salvo que opten
por la migración.
De manera que el común denominador de
las frustradas integraciones es el miedo, resentimiento y las
autosuficiencias representados en los políticos.
Aún no sabemos lo que el destino
depara para la Mancomunidad Sur 2019. Pero sí advertirmos la
irresponsabilidad de los gobernadores de Arequipa, Tacna, Moquegua,
Cusco y Madre de Dios al permitir el nacimiento de este proyecto sin
participación puneña.
Así como la necedad de Walter Aduviri
al insistir con el aislacionismo sin plantear alternativa alguna.
Sobre todo ahora que todo el sur está
inundado de puneños, cuando aislarse es ir a contracorriente. Sobre
todo ahora, que la expansión altiplánica ha desbordado en muchos
aspectos. (Correo Puno Juliaca 23/05/19 Foto: Difusión)