jueves, marzo 14, 2019

Carnavales juliaqueños


Por: Hugo Supo

La desorganizada parada folclórica de los carnavales juliaqueños ha herido de muerte a la Federación de Arte y Cultura (FEDAC) de la provincia de San Román, ahora es casi de consenso que tal organización debe desaparecer para dar lugar a otro organismo con mayor capacidad organizativa, legitimidad y legalidad.
Sin embargo, la mejora de la parada y toda la fiesta carnestolenda no se reduce a conformar un patronato, empresa o regresar la organización a radio Sol de los Andes, sino también a fortalecer la institucionalidad (formalización, vida orgánica e investigación académica) de los conjuntos de danzas y otros involucrados.
El problema de la FEDAC viene desde su génesis informal, eso da carta libre a la tolerancia de conjuntos de danzas también informales, cuyo único norte es el negocio y la francachela; lejos de la formación de identidad, cultura y hasta folclore popular.
Otro problema es que las entidades que organizan diferentes concursos en el marco de los carnavales juliaqueños (Chiñipilcos, Machuaychas, comerciantes y municipios distritales) andan desarticulados, con escasa vocación para hacer realidad aquello de “los carnavales más extensos del país” como una sola unidad.
Tampoco existe entidad con capacidad de convocatoria real para reorganizar toda la fiesta de los carnavales juliaqueños.
Eso exige una autoconvocatoria de las organizaciones culturales, incluyendo a las entidades estatales, para evaluar el pasado y planificar urgentemente el futuro desde hoy.
Que la crisis sea motivo para repensar el horizonte cultural de la Capital de la Integración Andina.
Y dado que los carnavales aspiran a ser una expresión cultural local, la fiesta no podría ser copia boliviana, por el contrario, hay que rescatar la escencia para hacerla además de extensa, única.
Imagínense, por ejemplo, unos carnavales así, con lo más orignario del altiplano revalorado y potenciado. (Correo Puno Juliaca 14/03/19 Foto: Difusión)