Por: Hugo Supo
Como está llevado, el concurso de
cátedra para nombramiento en la Universidad Nacional del Altiplano
(UNA) distorsiona el modelo universitario que la Ley Universitaria
N°30220 propone; es decir que la aleja del ideal expresado en el
primer artículo, principios y demás componentes de la citada norma.
Porque el Gobierno peruano ha prometido
universidades capaces de liderar “el desarrollo nacional, de la
investigación y de la cultura”.
No hay manera de lograr ese liderazgo
más que con calidad académica, espíritu crítico, de
investigación, meritocracia, ética pública y profesional, entre
otras prácticas principistas.
Las denuncias que se han propalado por
los postulantes y el silencio sospechoso de la comisión del
concurso, no hacen otra cosa que proyectar una imagen negativa de la
primera casa superior de estudios (gente no apta que luego aparece
como apta, conflictos de intereses en los diseñadores de prueba,
familiares de políticos que meten la mano, etc.).
Algo que debemos observar
necesariamente es la cuestionada flexibilización en la
especialización de quienes aspiran a nombrarse como catedráticos.
Porque el mismo reglamento exigió
primigeniamente la especialización de los docentes, esto suponía
que los postulantes hayan seguido maestrías (y otros estudios) en
materias que correspondían a las plazas que tientan.
No obstante, la misma universidad
-mediante las autoridades de facultades- ha decidido incluir la
palabrita “afines” para la calificación de los expedientes, lo
que -como anotamos al principio- ha distorsionado todo el proceso de
selección. La flexibilización le ha dado una patada a la reclamada
meritocracia.
La excusa es que la misma UNA dicta
maestrías en materias distintas a las áreas de la formación
pregrado. ¿Cómo es, entonces, que se justifican programas de
posgrado tan incoherentes con la misma realidad universitaria?
¿Y si el proceso no termina por
anularse, en qué podrían contribuir docentes “afines” a la
formación de profesionales competentes que tanto requiere el mercado
laboral y el proceso refundacionista del país? (Foto: Universidad Nacional del Altiplano)