Por: Hugo Supo
Los 100 días de
emergencia por el coronavirus nos dejan un mensaje claro: vamos a
tener que convivir con el virus si no queremos morir de hambre,
recuperar la economía y resistir en lo sanitario hasta que la
pandemia sea controlada.
Al menos, eso parece decir la población
que en las últimas semanas ha salido a trabajar dejando malparado al
gobierno del presidente Martín Vizcarra, quien se cierra todavía en
una segunda fase de reactivación económica -ya desbordada hace
rato- y la supuesta llegada a una meseta de contagios de covid-19.
Mucha gente ha pasado a la fila de
desempleados en este tiempo, algunos han encontrado refugio en el
comercio minorista, pero el Estado ha respondido con represión
contra el ambulante. No hay manera de reactivar la economía familiar
si se criminaliza la pobreza.
Por tanto, los gobiernos locales deben
plantear soluciones concretas para el ordenamiento y formalización
de este sector.
Se requiere empadronar a los
vendedores, ubicarlos en sitios espaciados y condicionar su actividad
a protocolos sencillos como la limpieza y distanciamiento físico. No
implica darles puestos fijos y permanentes, sino zonificar las
ciudades para el desarrollo de comercio ambulatorio controlado.
Por cierto que también se debería
promover y formalizar ferias tipo “De la chacra a la olla”,
porque es el espacio de contacto entre productor y consumidor final,
sin intermediarios; sin duda, la mejor forma de apoyar la economía
de las familias productoras y consumidoras es prefiriendo lo
nuestro.
Por supuesto, en esta misma linea también es necesario
tener ferias ganaderas de calidad; por tanto sería bueno que la
Dirección Regional Agraria de Puno publique un plan de ferias
pecuarias a mediano plazo.
En suma, promover mercado saludable es
una obligación para los gobiernos, no solo para esta etapa de
crisis, sino permanentemente. (Correo Puno Juliaca 25/06/2020 Foto.
Difusión)