Por: Hugo Supo
La revelación que hiciera la misma
empresa Odebrecht sobre su vinculación con el presidente de la
República, Pedro Pablo Kuczynski, le ha movido el piso a toda la
élite que maneja este país desde inicios de la República.
Tan sorpresiva ha sido la difusión de
los pagos a las empresas ligadas con el Primer Mandatario, que muchos
quienes lo apoyaron en el proceso eleccionario, le quitaron su
respaldo o al menos quisieron saltar del barco en peligro de
naufragio.
Con el pasar de los días, sin embargo,
hechas las cuentas, han optado por proteger al establishment,
manteniendo al señor Kuczynski en la Casa de Gobierno, así sea una
obviedad que el hombre haya estado ligado a la red de corrupción más
grande de todos los tiempos de este continente.
Pero además, poco importa que el
Presidente de la República haya mentido descarada y ofensivamente al
país en estos asuntos, como mintió en la renuncia a la ciudadanía
estadounidense. No interesan estos temas a las izquierdas y derechas
de élite (referido a la clase política y económica vigente), pues
aquí de lo que se trata es mantener el statuquo.
El mismo círculo empoderado con la
economía mercantilista pone el grito en el cielo porque hay miedo al
Otro Perú, desde donde se plantea ideas refundacionistas de la
República.
Esa es la razón del reduccionismo anti
y profujimorista, pretenden repetir el mismo escenario de las
elecciones anteriores, cuando la discusión nacional se centró a
saber quién es el mal menor.
Pero las cosas no pueden funcionar así
perennemente, es simplemente insostenible; sea manteniendo a PPK,
Vizcarra o Aráoz, este gobierno ha perdido la legimitidad y no
resistirá el menor impulso social que está cocinándose.
La noche que viene es larga y hay que
estar preparados, a la altura del momento histórico del Perú
bicentenarista, porque el debate de una refundación de la Patria es
simplemente inevitable hoy o mañana. (Correo Puno Juliaca 21/12/17
Foto: Difusión)