Por: Hugo Supo
La esperada declaración del
exrepresentante de Odebrecht en el Perú, Jorge Barata, ante fiscales
peruanos y brasileños solo ha confirmado lo que en este país es un
secreto a voces: la clase política actual está podrida.
En la víspera, Barata ratificó haber
entregado millonarias sumas a nombre de Odebrecht a por lo menos
media docena de políticos que participaron en recientes procesos
electorales (2006-2013).
Entre ellos al expresidente Ollanta
Humala (Partido Nacionalista), quien recibió el financiamiento de 3
millones de dólares, Keiko Fujimori (Fuerza Popular) que accedió a
un millón 200 mil dólares mediante intermediarios de su partido.
También se otorgó 600 mil dólares a
la campaña presidencial del ahora prófugo Alejandro Toledo
Manrique, y 300 mil dólares a la campaña presidencial (2011) del
actual presidente de la República, Pedro Pablo Kuzcynski.
Asimismo, de la boca de Barata se sabe
que Alan García recibió el financiamiento de 200 mil dólares de
parte de la brasileña en la campaña que ganó en segunda vuelta
frente a Ollanta Humala (2006).
Y aunque el monto preciso no se ha
confirmado, se conoce que Odebrecht financió la campaña por el “No”
en la gestión de la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, cuando
esta fue sometida a un proceso de revocatoria.
Quienes no recibieron financiamiento de
esta empresa es porque simplemente no estaban dentro de las
preferencias electorales, no vayan a salir con poses moralinas,
porque la modalidad del negocio está más que claro (los brasileños
apostaban a ganador).
Es ahora cuando el sistema de justicia
peruano debe castigar la mala práctica de la política y poner
severos antecedentes para que nunca más se repita este triste
episodio.
No hay otro camino amigas y amigos
lectores, este país requiere un proceso de refundación que permita
destronar a esta élite mercantislista. (Correo Puno Juliaca 01/03/18
Foto: Difusión)