Por: Hugo Supo
Bien dicen que las desgracias vienen
juntas. Los Torres han muerto, y tal vez con ellos se cierra una
historia familiar llena de altibajos, de éxitos amarrados al llanto,
de emprendimiento y decepción, de vida y muerte, de luz y sombra.
Para escribir de los Torres debemos de
hacerlo contando, grosso modo, la historia del aquel azangarino que
cierto día decidió entregar su vida a la minería. Sí, y bien los
saben los mineros de La Rinconada, Percy Torres Ríos era un minero
de corazón, un varón forjado con sudor, lágrimas y arduo trabajo.
SUS INICIOS. “Empezó muy de abajo”,
recuerda un alumno del Colegio Nacional (hoy San Antonio de Padua) de
La Rinconada, aunque no fue muy cercano, el hombre que nos testimonia
para este artículo estudió por algunos años junto a Percy Torres.
Eran mediados de los años setenta,
cuando el flagelo del terrorismo hizo huir a la mayor parte de los
campesinos lejos de sus tierras, algunos poblaron las pampas
marginales de las urbes en formación, como Juliaca, otros
prefirieron ir a las minas.
A Percy Torres lo recuerdan como un
tipo callado; introvertido de personalidad, dirían los
especialistas. Y es que su carácter fue formado en medio de la
adversidad y la dureza que le tocó enfrentar en sus años de
orfandad.
LA MINA. Fue allí mismo que el oro le
llamó, lo atrapó como atrapa el perfume de una mujer a un hombre
enamorado. Un joven Percy Torres empezó a chancar las piedras de
esas heladas montañas cubiertas de nieve en busca del preciado
metal. Al principio, como todos, lo hizo empleándose de obrero en la
zona conocida como Cuatro Amigos.
Ser minero en La Rinconada es también
cuestión de suerte, dicen los sabidos. Percy Torres tenía esa
suerte, suerte que algunos envidian hasta nuestros días; fue su
empeño por el trabajo duro, y en cierta medida, esa suerte los que
hicieron un día a nuestro joven protagonista decidir por no trabajar
para otros, sino para él y los suyos.
Percy Torres emprendió la labor de
minero contratista en la zona de Cuatro Amigos por varios años,
“habrán sido entre los años ochenta y noventa”, rememora el
anónimo amigo y compañero de salón de clases que también se ha
convertido en minero.
INDENPENDIENTE. Pero esas tierras estaban
concesionadas por la Corporación Minera Ananea, eso significa que
seguía trabajando para otros, Percy Torres quería ser independiente
y formar su propia empresa, fue en ese momento que nació la compañía
minera Titan S.A.C. La empresa de Percy Torres aparece como activa
desde junio del 2003 en los registros de la SUNAT.
Todo parecía ir bien entonces. Titan
S.A.C. es un ejemplo de buena empresa entre los lugareños, su
campamento está ubicado en la zona de Khumuni, en la comunidad de
Santa Rosa de Poq'era, a espaldas de La Rinconada.
Los que alguna vez se han cruzado entre
las fangosas callecitas del centro minero, cuentan que Percy Torres
era bueno, “muy exigente en el trabajo, pero buena gente como
amigo, siempre te daba algún consejo”, dice otro que lo conoció.
“Pagaba bien, mejor que en otros
lados”, dice un tercer minero que al igual que los anteriores nos
pide mantener su identidad en reserva. No quieren resentir a la
familia doliente, solo recordar aquel hombre del que se han tejido
varias leyendas urbanas.
Esa suerte que otros envidiaron en
Percy Torres marcó la diferencia, casi siempre tenía éxito al
encontrar las vetas; bueno, casi siempre, porque también llegaron
tiempos en los que la desgracia se empeñó como hoy lo vuelve a
hacer.
Percy Torres conoció el hambre, la
soledad, la ingratitud y el llanto. Antes de emprender Titan S.A.C.
la pasó mal, pero persistió, siguió buscando entre las rocas
negras de la cordillera hasta encontrar una nueva veta.
HOMBRE LEYENDA. Esos hallazgos
millonarios generaron también entre la masa un 'runrun' que hoy
sigue contándose cada vez que se habla de Percy Torres. Dicen las
malas lenguas que este es el hombre que hablaba con el diablo, que
antes había hecho un pacto con Satanás y que el oro que encontraba
era un regalo del maligno.
Hay quien se atreve a decir que Torres
acostumbraba caminar por las madrugadas, y que entre la penumbra se
le notaban los cuernos y hasta una cola.
Y hay también de los que rumorean que
Percy Torres no ha muerto, que vive en secreto, jubilado y lejos del
oro; que el año pasado (1 de agosto) se ha velado y enterrado en el
cementerio La Capilla de Juliaca solamente a un polvo extraño, pero
no el cuerpo del hombre que platicaba con el demonio. Son aquellos
que por su ignorancia desconocen que Percy Torres fue cremado en Lima
y que una parte de sus cenizas fue enterrada en la Ciudad de los
Vientos; son ellos solamente los que siguen hablando así.
EL HEREDERO. El pasado viernes por la
mañana, murió en manos de una decena de delincuentes, el único
varón de la familia Ramos Carcasi: Iván (28). Extraoficialmente se
ha informado que el joven llevaba junto a dos trabajadores alrededor
de 50 kilos de oro que estarían valorizados en 6 millones de soles.
SU VIUDA. Percy Torres Ríos tuvo una
vida agitada en lo que respecta a lo sentimental, en cierta etapa de
su vida se separó de su esposa Cecilia Carcasi Núñez, luego
retomaron la relación y tuvieron tres hijos, hoy por hoy, solo las
damas viven. (Publicado en Correo Puno 21/10/12)
2 comentarios:
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