Esta pre-campaña electoral con miras a los comicios del 5 de
octubre nos confirma la poca seriedad con la que los políticos locales toman la
carrera hacia el poder. Sin partidos, militancia, organización, escrúpulos ni
vergüenza.
En este contexto, la ciudadanía no podría estar en medio de
mayor incertidumbre, es tan baja la calidad de nuestra clase política que ya
esperamos poco del debate que debe venir en las semanas siguientes.
En realidad son los mismos de siempre, no hay nuevos
rostros, los que ambicionan con gobernarnos solo han cambiado de ropaje y en
ocasiones de discurso, pero no de sus intenciones ni prácticas.
Lo peor de todo es que con el transcurrir del tiempo el
panorama se agudizará, vendrá la guerra sucia, los golpes bajos y similares,
que podrían dejarnos aún más decepcionados. Aunque algunos ejemplos ya se han
dejado notar.
Particular espacio requiere lo hecho en contra del
movimiento CONFIA (que iba a llevar como candidato a Lucio Ávila), al cual el
ciudadano Juan Luna Quecaño ha decidido tachar en el límite de tiempo,
dejándolo prácticamente fuera de juego.
Pero ahora resulta que Luna se ha arrepentido, mejor dicho
se ha informado, y acaba de retirar su solicitud en el Jurado Nacional de
Elecciones (JNE), ¿qué es lo que pasó entre una y otra decisión? Solo el
ciudadano Luna lo sabe.
Por supuesto, también es irresponsable de los promotores de
CONFIA pretender entrar en carrera en el ras del tiempo límite, si han
pretendido participar y contribuir, no lo han logrado hagan lo que hagan, es la
verdad.
Otro asunto y de similar origen y contexto es el intento de
enviar a otra ciudad al líder del Movimiento Andino Socialista (MAS), José
Gutiérrez Alberoni; a pesar de su oposición, la ANR lo nombró parte de una
comisión organizadora universitaria. ¿De dónde nacen estos intereses?
¿A quién beneficia sacar de carrera a los candidatos Lucio Ávila
y José Gutiérrez? Tatatatán. (Publicado en Correo Puno 19/06/14, Foto: Internet)
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