Por: Hugo Supo
Finalmente llegó el gran día. Mientras usted amigo lector
revisa estos escritos, quizás la UNESCO ya haya decidido sobre la postulación
de la Festividad de la Virgen de la Candelaria a ser Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad.
Sin el ánimo de ser triunfalistas, lo más probable es que
nos toque festejar en las siguientes horas, todo indica ese camino, incluso
Bolivia, cuyo ministro de Cultura ha optado por mentirle a sus paisanos,
diciendo que nuestras autoridades aceptaron que la festividad se hace con
danzas bolivianas.
Pero más allá de esta proclama, los puneños debemos tomar
en serio la recomendación que nos hiciera el director de los Sicuris
Wiñayataqui (Francia), Mario Cutimbo. Como un puneño que ha recorrido el mundo,
Mario nos dice que es urgente darle un quiebre a la fiesta de la Mamita, ahora tenemos
la oportunidad.
“La Candelaria no necesita de morenadas, caporales,
tuntunas o danzas así, tenemos más de 200 bailes típicos en el altiplano
peruano, valoremos eso”, nos reta el sicuri Mario desde la larga distancia.
Tiene razón.
¿Se terminará este conflicto inútil promovido por un
sector de folkloristas bolivianos? No. Esa es la razón por la que la fiesta de
la Mamita tendría que asumir una identidad más peruana, aunque sin dejar de
lado las danzas de trajes de luces, que nosotros consideramos, patrimonio
altiplánico (Perú-Bolivia).
Pero hay que poner énfasis en promocionar con mayor
fuerza nuestro folklore de adentro, ahora es cuando están llamados nuestros
autores, compositores y artistas en general para darle el impulso que necesita
a las denominadas danzas con trajes autóctonos.
Eso parte también por voluntad de los organizadores de la
fiesta, la Federación Regional de Folklore y Cultura y su asamblea de socios
nos deben de dar el mensaje, un trato preferencial a nuestra variedad rural en los puntajes y distribución de dividendos, quizás
sería el punto de partida, ¿no creen? (Publicado en Correo Puno 27/11/14 Foto:
Internet)
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