jueves, septiembre 08, 2016

Aimarazo sin legalismos

Por: Hugo Supo

Transcurridos cinco años de los sucesos del denominado Aimarazo, finalmente en días venideros -afirman los abogados que siguen el caso- empezará el juicio oral contra 18 dirigentes que comandaron las protestas antimineras del año 2011 en el sur del Altiplano.
El más mediático de los personajes es en este grupo, qué duda cabe, el excandidato regional Walter Aduviri Calisaya, por aquel entonces, presidente del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de la Zona Sur.
El destino de Aduviri en este juicio es importante por sus intenciones de postular a la gobernación puneña en 2018; en caso de ser condenado antes de los comicios, su carrera política se vería seriamente dañada, con implicancias de incertidumbre para la población sureña, considerando que -por ahora- el collavino es el caudillo natural con amplias posibilidades de llegar al poder, aunque sin reemplazante a la vista.
Es por tanto -para él y sus seguidores- vital salir librados del proceso. He allí la razón por la que la defensa de los aimaras ha recurrido a toda clase de legalismos para desconocer los hechos ocurridos el 26 de mayo de 2011, día funesto en el que la protesta dio paso a la delincuencia.
Argumentan que no hay prueba concreta que implique a los imputados en los saqueos registrados en locales gubernamentales y estatales de la Ciudad Lacustre, cosa bastante creíble tomando en cuenta la incapacidad, muchas veces demostrada, por el Ministerio Público.
Pero una cosa son los legalismos y otra la realidad grabada en la memoria de quienes hemos vivido en carne propia dicho conflicto.
Más allá de lo que los jueces decidan, hay verdades ineludibles que la historia no puede dejar escapar para evitar impunidad.
Es verdadero que la huelga aduvirista otorgó condiciones para el vandalismo esa tarde (26 de mayo). Y es verdadero que ni la Policía Nacional del Perú ni el Ejército Peruano -cuyo jefe se dedicaba a bañarse de popularidad mirando su futuro político- se preocuparon por cuidar el orden público por lo que deberían de ser investigados con la misma rigurosidad que los dirigentes. ¿O no? (Correo Puno Juliaca 08/09/16 Foto: Difusión)

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