domingo, abril 28, 2013

Los saboteadores no se duermen


Por: Hugo Supo

Algo nos dice que la insinuación de esta suerte de política estatista que Ollanta Humala propugnaba con la Gran Transformación y el consecuente debate que ha generado en la prensa y especialistas, servirá también como caja de resonancia a favor de las voces retrógradas que aducen que la solución está en el intervencionismo gubernamental en los mercados.
Mucho cuidado que la mecha podría encenderse y el polvorín de los “antitodo” explotar en las narices del propio presidente Humala. No olvidemos que en estas tierras convivimos con quienes dicen militar en la izquierda y como única socaliña en sus argumentos ponen los repetitivos descalificativos hacia la política económica que ha llevado al Perú a donde -mal que bien- hoy está envidiablemente ubicado.
¿Que necesitamos ajustes para lograr mayor equidad? Ciertamente. La solución para este gran problema de los pueblos latinoamericanos reside en ampliar las inversiones en los sectores de educación, salud, seguridad alimentaria e infraestructura básica, todo esto permitirá darle un impulso a la competividad individual de los ciudadanos y por ende -hasta es ocioso decirlo- a la competitividad del país en el mundo.
Definitivamente, la fórmula estatista por la que algunos podrían aventurarse no es la receta para salir del atraso; al contrario, los pobres y extremos pobres son precisamente quienes más sufren las consecuencias del clientelismo político, burocracia, baja calidad de servicios y populismo que se inyecta a través de las empresas estatales. De ejemplos malos estamos hartos.
Pero el gobierno nacionalista podría lamentar en poco tiempo el haberle dado pita a los que hoy se dicen ambientalistas y poco antes se ganaban los frijoles como defensores de los derechos humanos, progres, sindicalistas e incluso luchadores por la libertad, quienes no solamente alientan el retorno al estatismo sino la antiinversión.
A los vividores del conflicto les aborrece la tranquilidad, la estabilidad económica y las reformas sustanciales que requiere nuestro Estado para fortalecerse en lo que necesita hacerlo, no es de extrañar entonces que el argumento de “justo medio” que Humala presentaba la semana pasada en el Foro Económico Mundial para América Latina desarrollado en Lima, pueda ser la mecha de una nueva ola de agitación en regiones que más necesitan de inversión.
El discurso no es nuevo, sobre todo en Puno que está harto de tener el mismo Deja Vu opositor a cuanta cosa venga y se haga por mejorar la economía nuestra.
Y por eso no debemos callar para denunciar que esta misma gente, ahora inmiscuida en las Rondas Campesinas de Carabaya, cocina conflictos en contra de los proyectos mineros que están explorándose en zonas como Corani, Ollachea y el mismo distrito de Macusani. Felizmente, intentos mediáticos como los que forzó el abogado César Quispe Calsín en contra del Proyecto Corani han quedado reducidos, pues la licencia social es un hecho y ya es difícil- aunque no imposible- articular un sabojate.
Los ronderos de la región concluyen hoy un encuentro en la ciudad de Macusani, lo harán debatiendo sobre las concesiones mineras y seguramente de hidroeléctricas, donde se intentará poner candados “sociales”.
Es importante que esta cita sirva para dejar en claro que el Estado respetará los derechos de las comunidades mediante la implementación de la consulta previa si así corresponde, pero el mismo pueblo también tendrá que esforzarse por expulsar a los malos elementos que con la excusa de defenderlos apuestan por quebrar la economía como lo hiciera Walter Aduviri en el 2011 con los aimaras del sur.
Las reformas para tener un país más justo no se lograrán de ninguna manera dándole alas a sectores políticos paranoicos (estatistas y antiinversión). Humala debe saberlo, o en todo caso Nadine Heredia, que parece más cauta si de la billetera del pueblo se trata. (Publicado en Correo Puno 29/04/13)

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