Por: Hugo Supo
El escaso valor que los peruanos le
damos a la puntualidad trae como consecuencia el habernos convertido
en personas de última hora. Ocurre, por ejemplo, cuando en Puno
empezamos a debatir el cómo mejorar la Festividad de la Virgen de la
Candelaria, precisamente, semanas antes de su realización, cuando ya
está todo oleado y sacramentado.
Nos falta entender la dimensión de
algunas decisiones y su trascendencia en el tiempo, que los actos de
hoy tendrán consencuencias mañana. Cuando procesemos ese flujo nos
haremos, sin duda, más responsables .
Por eso es importante debatir en esta
semana sobre el giro que debería significar para la fiesta de la
Candelaria -la más importante de Puno y el Perú- el cambio de
directivos que ocurrirá tras las elecciones del domingo 28 de abril.
No será tarea fácil para los nuevos
dirigentes. Más allá de la tensión propia de la organización hay
dos asuntos sustanciales que empujan a una coyuntura especial: la
federación está ad portas de celebrar su cincuentenario de
fundación y el Gobierno peruano acaba de enviar el expediente para
proponer la fiesta patronal como Patrimonio Cultural ante la UNESCO.
Hasta ahora hemos vivido motivados por
el espejismo que provoca los días de fiesta, creyendo que el
espectáculo que montamos la primera quincena de febrero de todos los
años es admirado por el mundo, cuando para ser sinceros, de
espectáculos apenas tenemos una vaga idea.
El ya saturado lanzamiento de la
festividad en la ciudad de Lima, la presentación nocturna que suele
hacerse en la Plaza de Armas de Puno, los concursos en el estadio y
el pasacalle final de veneración a la Virgen han tocado techo.
Admitámoslo. Requerimos oxigenar la fiesta para posicionarla en los
ojos del mundo como lo que queremos que sea: un patrimonio cultural
de la humanidad.
Y para eso no hay otro camino que
profesionalizar la festividad, como dicen los que saben, debemos
agregarle calidad; pocas horas y días de espectáculo bien
presentado, fluidez, temática y grandeza.
Pensemos que si queremos impresionar a
un público extranjero que tiene cultura teatral y de espectáculos
impresionantes como conciertos, inauguraciones de campeonatos
mundiales de fútbol u olimpiadas, estamos muy lejos de ser
competitivos con el nivel actual.
Un amigo europeo decía, tras observar
un par de horas del “variadísimo” concurso de danzas autóctonas
2013, que los bailes le habían parecido muy semejantes entre todos,
imaginemos qué habrá pensando de las interminables filas de cholas
y achachis que se divierten para sí y poco se concentran en mostrar
un espectáculo digno de ser llamado así. Ese y otros puntos deben
ser inmediatamente superados.
Claro que también tenemos fortalezas,
la etnicidad, la admiración por lo andino, todo un pueblo volcándose
a las calles para danzar son escenas que no se ven así nomás en
cualquier parte del planeta. ¿Cómo aprovechar ello para nuestro
bien? A discutir pues.
El Colegio de Licenciados en Turismo
inició en febrero un foro para mejorar la fiesta de todos los
puneños, sus conclusiones son interesantes y hasta podrían
centrarnos en el debate de los candidatos a la presidencia de la
Federación de Folklore, los que esta semana están obligados a
decirnos qué y cómo piensan hacer de este patrimonio puneño algo
trascendental. Ya no estamos para experimentos de última hora. (Publicado en Correo Puno 22/04/13)
1 comentario:
Plenamente de acuerdo, pero significaría una reestructuración total de la presentación que ya se conoce y efectuarlo no será tan fácil, hay danzas que se repiten cierto pero otros no, entonces cual sería el nivel de aceptación de los involucrados en el tema? aceptarían presentar otra danza diferente? ciertamente es muy complejo esta reestructuración, por lo pronto debe mejorarse lo que tenemos, no solo con la participación de los Licencia dos en turismo, sino también en danzas, buscar asesoramiento de expertos extranjeros y así seguir adelante.
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