jueves, enero 07, 2016

Candelaria

Por: Hugo Supo

El año 2016 nos ha preparado un nuevo experimento respecto a la ruta de la parada y veneración a la virgen de la Candelaria. Pese a la aparente madurez de esta fiesta, incluso reconocida por la UNESCO que hace dos años la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con desagrado observamos que hay mucho trecho por recorrer.
La ruta de la veneración parece ser el principal problema -tomando en cuenta que los concursos al interior del estadio puneño son más o menos ordenados, puntuales e interesantes para el público- y se hace necesario cavilar sobre el tema.
La verdad es que la festividad ha estado demasiado inestable durante el último quinquenio, un año empieza desde San Antonio como yendo en reversa al tradicional flujo de los danzantes, al siguiente volvemos al sentido contrario, en el otro experimentamos con una maldiseñada “avenida del folclore”, otra vez en reversa y ahora a la misma orilla del Titicaca.
¿En qué piensan los integrantes de la Federación Regional de Folclore y Cultura de Puno cuando deciden estas cosas? La presidenta de esa institución, Yenni Silva, admitió esta semana que recién consultarán con Defensa Civil, el municipio y -suponemos- con los vecinos de la avenida Costanera, a donde piensan trasladar la adoración de la Mamita. O sea, lo que también va en reversa es el pensamiento de los directivos.
Pero recordemos con detenimiento. Cuando se hizo el proyecto de la avenida del folclore, en la gestión regional de Mauricio Rodríguez, pudo haberse superado en gran medida estos inconvenientes, al menos si el diseño de tal escenario hubiera ido en serio.
Los proyectistas de aquella gestión solo definieron quitar la berma central de la avenida Bolívar, hubiera sido importante incluir la construcción de una capilla para acoger a la virgen durante la veneración.
Claro que para ello, era importante coordinar con los representantes de la iglesia Católica, convencerlos para ampliar la procesión a varios días y un recorrido por diferentes templos de toda la ciudad.
Todos salíamos ganando: la religiosidad se ampliaba, los danzarines con mayores espacios, el turismo mejor atendido y una ciudad más vivible en los días de mayor movimiento.
En fin, hay asuntos que solo nos queda lamentar. (Correo Puno Juliaca 07/01/16 Foto: Internet)


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