martes, noviembre 04, 2014

Adelante Puno

Por: Hugo Supo

Pocos elementos podrían expresar lo que la danza encarna para Puno. Desde la época de resistencia indígena-originaria ante el opresor europeo, pasando por la integración social sincretizada en la Festividad de la Virgen de la Candelaria, o el desborde iniciado a finales de los setenta del siglo pasado y, hoy, con lo que este cronista se aventura a denominar “el momento de la expansión”, la danza nos ha acompañado siempre.
Los movimientos sociales emergidos desde el altiplano peruano se han esmerado en etiquetarse como una resistencia. El aimara, el quechua, el amazónico, el uro y hasta el mestizo puneño hemos sido vistos como los mártires del aguante andino.
No obstante, esa vitaleza, amigas y amigos lectores, es también la que nos ha impedido virar a objetivos más extensos.
A partir de las enseñanzas del clásico “El arte de la guerra” de Sun Tzu, diríamos que en el caso nuestro, también, la mejor defensa es el ataque.
La verdad es que el proceso de expansión ha iniciado ya, aunque de modo desordenado, en los ochenta y noventa del pasado lustro, cuando paisanos nuestros -que ahora bordearán las ocho décadas de vida- emprendieron el irreversible viaje.
A razón de ello es que hoy tenemos residentes en todas las urbes del gran sur, empezando por Arequipa, Tacna, Moquegua, Cusco, Apurímac y recientemente con mayor notoriedad en Madre de Dios.
Y la danza ha sido, pues, el Leitmotiv de todo este proceso que hoy nos pone ante un reto mayor, el de ponerle fin al tiempo de resistencia e ir a la conquista del sur para empezar, y Lima, nuestra capital, enseguida.
Ya los puneños más emblemáticos de la prehispanidad trazaron la senda. Allá por el siglo XIII, Manco Cápac y Mama Ocllo, asentados en el altiplano, enviaron comitivas de avance hacia el inexplorado Valle Sagrado, mucho antes del periplo de la mítica pareja según no los recuerda Alfonso Torres Luna en sus monografías.
Los puneños que hoy ocupan los sitios estratégicos en ciudades vecinas son nuestra avanzada; los antepasados enseñaron el hilado, la agricultura y domesticación; hoy aleccionamos sobre la importancia del trabajo, solidaridad y cultura local.
Para dejar en blanco y negro este postulado, está nuevamente la danza altiplánica, aquella que hoy ya se practica en gran parte del Perú, ¿se han dado cuenta? Adelante Puno. (Editorial Revista Celebremos-Correo 04/11/14 Foto: Internet)

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