Por: Hugo Supo
Contrario a quienes saltan de alegría
por la división de la bancada de Fuerza Popular en el Congreso de la
República (consideran que esa división los debilita), este
columnista piensa que la bifurcación fujimorista tiene por objetivo
copar mayores espacios entre las opciones políticas del Perú.
Si Alberto Fujimori tenía a su hija
Keiko hasta la campaña anterior, ahora construye la otra
posibilidad, una más moderada y populista, Kenji, quien incluso se
podría dar el lujo de extender una alianza con el gobierno de turno.
Paralelamente y bajo el patrocinio del
indultado seguramente trabajará en una candidatura presidencial.
Peligroso enemigo para los populistas de izquierda, especialmente
aquellos que tienen incidencia en la calle.
Curiosamente, son esos mismos
populistas de izquierda, quienes aplauden la separación de los hijos
Fujimori. Han olvidado lo que el populismo de derechas es capaz de
hacer en el gobierno y también en las calles, han olvidado la década
de los noventa.
A diferencia de las corrientes
izquierdistas locales que sobre todo se dedican a una lucha
moralista, los de derechas aterrizan en satisfacer las necesidades de
la gente (especialmente mediante programas sociales), de manera que
ofrecen soluciones para el día a día y eso suele notarse en el
momento de ir a las urnas.
La renuncia de los congresistas
“Avengers” que lidera Kenji Fujimori, al final de cuentas, solo
es la extensión del fujimorismo para reinventarse ante el
electorado.
Asistimos, amigos lectores, a un
empoderamiento de la fuerza fujimorista, bajo el auspicio de los
mismos de siempre: los “antis” que simulando tener una espada le
cortan la cabeza a la serpiente, pero solo logran que le crezca otra
más.
Es verdad que Fuerza Popular ha pasado
de ser una bancada con 73 parlamentarios a una mayoría de 61
miembros; así y todo, digan lo que digan el fujimorismo es la
principal fuerza política del Perú. (Correo Puno Juliaca 01/02/18
Foto: Difusión)
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