Por: Hugo Supo
La sociedad peruana suele ser bastante
emocional en coyunturas como la presente, con seguridad, en las
próximas horas saldrán miles en Lima y provincias a manifestar su
indignación por la ola de corrupción que se ha evidenciado en el
sistema de justicia.
Así ha ocurrido también en el ya
olvidado caso Odebrecht que implicó a varios expresidentes,
funcionarios de alto nivel y empresarios cómplices de los
brasileños.
Se ha repetido tal emocionalidad contra
el Congreso de la República copado por el fujimorismo y cuando
Pedro Pablo Kuczynski no tuvo más remedio que renunciar a la
Presidencia de la República. ¡Hasta por fútbol se ha querido
marchar en este país!
Pero dura poco la emoción, es cosa de
tiempo y show para cambiar la Agenda Setting de los medios de
comunicación. Y la “convicción” de los políticos, pues, varía
conforme se caliente o enfríe la calle.
¿O no recuerdan, amigos lectores, que
los grandes moralizadores que ahora levantan el dedo acusador nunca
tuvieron el coraje para poner el punto de quiebre cuando debió
ponerse (leáse cuando renunció PPK)?
Fíjense nomás – para no ir muy
lejos- en el decano del Colegio de Abogados de Puno, Edgar Sánchez,
que convoca a una marcha contra la corrupción, cuando él mismo está
a punto de ir a juicio oral por falsificación de documentos (Correo
19/07/18). ¿Y quién moraliza al moralizador?
A todos nos altera las emociones, pero
aquí lo que falta es organización, liderazgo e ideas para
disciplinar a las masas indignadas y llevar adelante un proceso de
verdadera Refundación nacional.
¿Qué hacen las universidades que no
organizan foros para discutir esos caminos?, ¿dónde están los
colegios profesionales que no generan espacios de debate y
compromiso?, ¿qué hay de los partidos?, ¿o piensan que este pueblo
cambiará con movilizaciones que carecen de programa y visión?,
¿dónde están las nuevas generaciones? No se oye padre. (Correo
Puno Juliaca 19/07/18 Foto: Difusión)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario