jueves, enero 03, 2008

A la espera de la respuesta en el último día del año

Por: Fredy Itusaca

El 31 de diciembre, el trabajo cotidiano continuaba con normalidad. Desde tempranas horas recorrí las calles para ver la novedad del amanecer, la mañana pasaba sin mayores inconveniencias, pero, dentro de mi imaginación ya veía lo que ocurriría más tarde. Mi mente giraba como una hélice de un barco, revoloteando la marea como un torbellino.

Mi corazón palpitaba a la velocidad del tiempo, mi alma de niño abandonado, cargado de muchas esperanzas miraba al cielo como si la respuesta vendría desde lo alto. Caminando por las calles, y en medio de multitud sentía que se alejaba más las esperanzas de concretizarse la gran respuesta que me traería nuevamente a la vida.

El mundo se cae en pedazos. El sol dejará de dar luz. Los humanos a partir del año 2008 pasarán a ser celestiales-¿increíble?. Esta esa fue la respuesta: No. Así quedaba confirmado lo que mis sueños de ultra mundo me decían, no hubo otra opción que aceptar, a pesar de ver en mi mente que se descongelaba como un hielo lo que se había construido desde varias semanas atrás.

Parte de la mañana había transcurrido, me puse a caminar por plazas, mercados, como queriendo revertir la respuesta negativa. Sin darme cuenta había llegado hasta uno de los cerros más altos de Puno. Mi alma parece haberse reflejado tanto en mi rostro, que se me acercaron dos ancianas que pasaban por el lugar, quienes me miraron extrañadas, queriendo adivinar en lo que pensaba, sus rostros reflejaban cansancio, tristeza, y a su vez solidaria mirada.

Entonces, sin que supieran lo que pasaba, se marcharon del lugar, sólo dijeron: ¡Parece una persona extraña, no es de aquí¡. Así las dos continuaron marchando con dirección a la ciudad…Ya había pasado dos horas hasta ese momento.

Eran las doce y medio del día, cogí un celular para abrir una conversación, la cual fue corta, pero, a la vez significativa. La tranquilidad retornaba, como única salida del laberinto donde el subjetivismo de mi alma agonizaba.

Llegó la tarde, y empezó la reunión de confraternidad en el área denominado “Todo lo que pasa en el mundo registra”, en la mesa: champán, vino, panetón incrustado con una vela, bocaditos. Tras el brindis vino y panetón en la cara al homenajeado y cumpleañero Hugo.

La noche se había apoderado de Puno, las personas salían con dirección a diferentes lugares, y había llegado el momento de……… YA VIENE LA SEGUNDA PARTE.