domingo, noviembre 10, 2013

Gobierno familiar

Por: Hugo Supo

El británico George Orwell editó en 1945 una novela satírica titulada Rebelión en la Granja que, a modo de resumen, representó muy bien el proceso de la revolución comunista en Rusia y su posterior fracaso como consecuencia de la concentración del poder absoluto en una minoría.
Orwell cuenta cómo un grupo de animales expulsa a los humanos de la granja y crea un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal.
La obra queda como un buen análisis de la corrupción que puede surgir tras toda adquisición de poder, en cualquier nivel. Muy recomendable para entender a los políticos de todas las clases y formas, incluso de aquellas que dicen luchar contra lo que después mutan, una especie de cerdos y perros de la novela de Orwell.
El manejo corrupto de un Estado -como ha quedado demostrado suficientemente durante el gobierno de Fujimori&Montesinos- solo es posible cuando las instituciones que le dan sostén al sistema democrático están debilitadas.
Con un Congreso venido a menos en cuanto a aceptación ciudadana, un Poder Judicial corrupto e ineficiente, sin partidos políticos y una burocracia estatal lerda y sin rumbo, el Perú representa pues para Ollanta Humala y familia una chacra por terminar de conquistar. Está claro.
A Humala acaba de traicionarle el subconsciente en Pasco, por eso catalogó a su gestión como un “gobierno familiar”, lo que en principio confirma, no solamente el tremendo peso de la superministra, Nadine Heredia, sino de todo el clan Humala- Heredia.
Si las cosas siguen así, es solo cuestión de tiempo para ver libre a Antauro, un re-acercamiento con el patriarca Isaac, con Alexis, Ulises, la madre, cuñados, primos, y el largo etcétera que no estamos seguros hasta dónde llega.
Por estos días, la familia que ocupa la Presidencia de la República trata de vendernos gato por liebre, propagandizar la idea de que el “gobierno familiar” es tan normal como era en el decenio fujimorista el recordado “roba, pero trabaja”.
Pésima la lección que dejan los Humala-Heredia a la clase política peruana, no faltará ahora algún pendejo que intente legitimar sus corruptelas familiares como acostumbran hacerse en los gobiernos regionales y locales.
Como el propio Humala lo ha pedido, en adelante ya no es posible hablar de un Presidente de la República en el Perú, sino de una “familia presidencial” nacida de la embriaguez política que les ha hecho creer que una reelección familiar usando el erario público es posible. 
Cual si estuviéramos en un capítulo adicional a la novela de Orwell, al pueblo peruano le toca hoy enfrentar a la ambición de este clan que sueña con perpetuarse en Palacio de Gobierno. Congreso de la República, Ministerio Público e indignados oenegeritos, los queremos ver en acción. (Publicado en Correo Puno 11/11/13)