jueves, julio 21, 2016

La inocencia de Juan Solano Vargas

Por: Hugo Supo

Era 9 de julio de 2016. Una frígida noche en las pampas de Ananea. A Juan Solano Vargas, de 40 años de edad, se le malogró su camioneta, por eso interrumpió su viaje en plena vía. Sentado en su cabina, esperaba a su mujer, que había ido a Ananea para cargar la batería -menudo problema-, cuando empezó su pesadilla.
Policías armados lo sacaron de su carro, lo enmarrocaron y pusieron al medio de la pista como a un vulgar delincuente. Se enteró después que era sospechoso de un asalto ocurrido minutos antes en las cercanías de Putina.
Por supuesto, Juan intentó defender su situación. Explicó, una y otra vez, a los uniformados, que nada tenía que ver con asaltos, que se ganaba la vida en la mina, que su auto lo había traicionado, que su esposa no tardaba en retornar con una batería de auxilio. Nadie le creyó.
Los policías comprobaron que, efectivamente, el vehículo no arrancaba, corroboraron más tarde que su historia tenía sentido cuando llegó su esposa cargando una batería. Pero tampoco le creyeron.
Se preguntarán qué podían haber encontrado los agentes para implicarlo de tal manera. ¿Cuál fue su delito?
En realidad, durante el registro a la unidad de placa M1Q-917 no se halló mayor cosa: una mochila con ropa, celulares y un pasamontañas.
“¡Un pasamontañas!”, acusó un agente policial con cara de haber pronunciado ¡Eureka!
Con ese ridículo indicio, este hombre fue sometido a humillación, incluso fue expuesto a un linchamiento de parte de los chismosos.
Su detención fue arbitraria, fuera de reglamento y precipitada como horas más tarde se pudo comprobar, pues la misma Policía tuvo que dejarlo libre, porque Juan Solano Vargas es inocente.
Preguntamos al jefe de la Policía puneña, general Edison Salas: ¿no se merece este hombre al menos una disculpa pública por el error de sus hombres?, ¿a estas operaciones burdas llama usted combatir el crimen? (Correo Puno- Juliaca 21/07/16 Foto: Difusión)