Por: Hugo Supo
¿Qué es la muerte? Esta definición ha sido, desde siempre,
problemática. Hay quien dice que muerte es cuando el tun tun del corazón se
interrumpe, o cuando la nariz deja de inhalar oxígeno y en consecuencia se deja
de respirar. La muerte puede ser la huida de la vida, el apagón eterno, la
transformación de materia en energía, el retorno del alma al paraíso y quién
sabe qué cosas más. Solo algo es seguro, la muerte es antónimo de vida.
¿Pero en qué momento ocurre?, ¿cuándo estamos muertos?,
¿cuál es el preciso instante en que dejamos de vivir?
Diversos estudios han permitido establecer que realmente la
muerte es un proceso, el cual en determinado momento se torna
irreversible. Los médicos tienen
protocolos clínicos que permiten establecer con certeza el instante de la muerte, es decir, el momento que se
haya cumplido la condición suficiente para la irreversabilidad del proceso de
dejar la vida.
QUINTA VÍCTIMA. En manos de los “Malditos del costal”, la
muerte para el mototaxista Edson Oré Chávez (23) había ocurrido mucho antes de
ser estrangulado en el cuartucho de calamina del grifo de San Román de la
ciudad de Juliaca.
La tirana encapuchada y con rostro de calavera se hizo cargo
de este joven justamente cuando su vehículo fue abordado por Willy Pacha Huanca
y Juan Jesús Córdova Quispe, aquella tarde del 6 de enero del 2015, mientras
buscaba pasajeros en la esquina de los jirones Tumbes con San Martín.
EL DUETO. Tras el asesinato de Rony Condori Tinta, el tercer
integrante de la banda criminal -Wilson Quispe Arque- decidió viajar a Tacna.
Los registros fiscales elaborados con la confesión de esta gente señalan que el
quinto crimen fue cometido solamente por la dupla Willy-Juan Jesús.
Para los homicidas, la Bajada de Reyes fue otra fecha
precisa para desatar su salvajismo. El radiante sol del cielo juliaqueño, ya
inclinado hacia el oeste, indicaba que el mediodía había pasado. Debió ser las
14:00 horas, según cálculos posteriores, cuando Willy y Juan Jesús decidieron
ir por su mototaxista.
Tras abordar la unidad del joven ayacuchado Edson Oré,
repitieron la fórmula ya bastante ensayada. Mientras el conductor iba con
destino al grifo San Román, mientras la muerte ya lo había tocado por la
espalda, una inscripción pegada en stiker al costado de su retrovisor
sentenciaba su próxima partida: “Si un día no vuelvo a casa es porque me fui
con Dios”.
- Tengo unas cajitas
para sacarlas del cuarto, ayúdame; repitió Juan Jesús a modo de estribillo
cuando llegó al frontis de la habitación.
Las paredes de ese cuarto, la puerta, la falsa carga, la
soguilla en la mesa que esperaba al siguiente, el costal de yute color
cartón... a este punto de sus acciones, el par de psicópatas ya había aprendido
el proceso de la muerte, ya sabían que Edson era un difunto desde que lo
eligieron, que solo le darían un empujón,
la locura los hacía imaginarse eficaces instrumentos de la maldita.
EL ATAQUE. Edson se agachó para recoger la carga. Juan Jesús
lo atacó por la espalda. Lo sostuvo del cuello. Willy se sumó. Edson luchó. No
valió la pena. Los asesinos tumbaron a su víctima. Willy cogió una soguilla.
Ató los pies de Edson. Willy volvió a coger otra soguilla. Lo puso en el cuello
del joven. Jaló. Juan Jesús apretó el cogote de Edson son sus pies. Tras cuatro
minutos de resistencia inútil, el mototaxista se desvaneció. ¿Era acaso otro
Deja vu? No. Es la pura realidad.
EL CADÁVER. El ritual de los asesinos se completaba con el
cambio de las características externas de la mototaxi, la parte posterior del
grifo fue testigo de esta operación en todas las ocasiones.
El siguiente paso era deshacerse del cadáver, eligieron el
sitio en las afueras de Juliaca; caída la tarde del 6 de enero Willy y Juan
Jesús viajaban sobre la carretera Juliaca-Arequipa hasta llegar al sector de
Yocará. Allí, junto a un charco, arrojaron el saco con el cuerpo del
ayacuchano.
¿Cuánto ganaron? Ese mismo día, pero más tarde, en una casa
de empeño ubicada entre la avenida Circunvalación y Tacna, Juan Jesús ensayaba
su ya acostumbrada teatralización para prendar el vehículo.
Logró S/. 2500 nuevos soles, no le gustó, pero no había
remedio, ya no podían darse el lujo de buscar más opciones, mientras ellos
cobraban su botín, la esposa y familia de Edson
lo buscaban y denunciaban su desaparición. (Continuará)