Por: Hugo Supo
Tras la Guerra del Pacífico, cuando
Tacna se encontraba secuestrada por Chile, el gobierno de ese país
inició un proceso de “chilenización” en esa zona, su objetivo
era retenerla luego del plebiscito que se acordó realizar en el
Tratado de Ancón.
Entonces empezó una persecución a los
peruanos radicados en la Ciudad Heroica, los compatriotas eran objeto
de vejámenes y hostigamientos. Entre las prohibiciones se encontraba
el uso de la bandera peruana y en su lugar la obligatoriedad de tener
que saludar a la bandera extranjera, so pena de ser reprimidos en
caso de no hacerlo.
Los peruanos de entonces saludaban a la
bandera chilena por imposición, sin convicción, lo hacían con
desprecio y sin real compromiso. De allí es que la expresión
“saludo a la bandera” se popularizó en el lenguaje coloquial,
hasta que la sociedad peruana fue haciendo de esta frase un modus
vivendi.
Para lamentar nuestro, “el saludo a
la bandera” se aplica en casi todo. Y el gobierno -por supuesto-
hace cátedra a la hora de dar ejemplos. Veamos un caso.
Para algunos que les fascina el
protocolo y el folclorismo político, la llegada del premier Juan
Jiménez la pasada semana a territorio puneño implica una
ratificación de que el presidente Ollanta Humala está interesado en
este departamento, tanto así, que está en su voluntad enviar a sus
ministros a sesionar, aunque ojo, quién sabe cuándo.
Por supuesto que alegra la instalación
de la Mesa de Desarrollo de Corani y entusiama el ver cómo un
pueblecito inundado de pobreza se anima por salir adelante apostando
por aquello que tanto miedo ha significado en el altiplano: la
minería.
Pero una vez más, ha tenido que ser la
inversión privada la que logre la atención de los gobernantes, este
viaje no fue a iniciativa de quienes acostumbran pedirnos votos cada
cierto tiempo.
Jiménez la pasó bien en Corani, con
serpentina, música, un poncho tejido con lana de alpaca y un chullo
que algún iluso le obsequió; como respuesta, Puno tuvo otra vez el
gesto amable de sabernos parte de la agenda de los ministros. Pronto
dijeron, como tantas veces antes.
Así, lo de Corani se configura como un
mero gesto político, quizás porque no saben que a esta altura de la
historia nos hemos empachado de gestos. Lo que hoy queremos son
inversiones, reformas y oportunidades de productividad.
La sesión descentralizada del Consejo
de Ministros podría ser una ocasión, mas como se habrá notado, el
tema sigue siendo verso para Humala, Jiménez y compañía.
El gobierno arrastró este asunto hasta
el mes patrio, un periodo lleno de incertidumbre por la cercanía del
Mensaje a la Nación, las Fiestas Patrias y la probable renovación
de ministros que Humala debe confirmar.
Y es por eso que las palabras de
Jiménez huelen a desconfianza, provocan desasosiego y una franca
indignación por la poca voluntad de Palacio para con una región que
ha sido especialmente considerada con el Nacionalismo a la hora de ir
a las urnas.
En fin, ahora estamos igual que hace un
año con la pretendida sesión ministerial, ya que tampoco conviene
que los ministros liderados solamente por Jiménez lleguen antes del
28 de julio; no vaya a ser que ocurra lo que en el 2012, cuando Oscar
Valdés arribó a territorio aimara y a las semanas dejó el
premierato llevándose con él todos sus compromisos.
¿Y la Agenda Puno? No estará en el
Mensaje a la Nación por obra y gracia de las autoridades, las de
aquí y las de allá. Así pues, todas estas acciones, visitas,
anuncios, foros y reuniones resultan ser simplemente un saludo a la
bandera, bonito regalo que nos dan al iniciarse el mes de la Patria. (Publicado en Correo Puno 1/07/13)