Por: Hugo Supo
La nulidad del título de ingeniero
empresarial e informático para el señor Paúl Noé Apaza Humpiri, y
su expulsión de la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez
(UANCV) es una decisión que no podía aguantarse más tiempo.
El Consejo Universitario ha optado por
comunicar la sanción en un periodo prudencial, antes que la opinión
pública etiquete a sus miembros como cómplices de la irregularidad,
aunque ese caramelo parece ser solamente para calmar tempestad.
Asimismo, los 11 trabajadores de la
universidad privada que han sido “sancionados” con una suspensión
de un año, tienen responsabilidad seguramente, empero aparentan, a
la franca, ser el chivo expiatorio de esa olla de grillos en la que
se ha convertido la UANCV.
Ninguna autoridad de la cúpula mayor
ha admitido más responsabilidad que su inocencia, de manera que este
castigo blandengue es una muestra más que vivimos una especie de
“síndrome de Pilato”. Todos se lavan las manos cuando la
desgracia asoma, todos se salvan como pueden, todos tienen la culpa
menos nosotros mismos.
Ahora, en la UANCV han empezado
movimientos extraños, como ese cambio de los comisionados para la
pesquisa por la “titulación récord” que, según denuncia el
catedrático Luis Chaiña, es solo una maniobra para tapar el resto
que aún faltar investigar.
Por estos antecedentes vemos harto
difícil que las averiguaciones avancen en forma transparente. Falta
conocer por ejemplo, ¿cómo es que el señor Apaza Humpiri, aparte
de sacar un título de ingeniero en dos años, a la par lograba sus
grados de magister y doctor?
¿Quién o quiénes fueron cómplices
de esas andanzas?, ¿acaso no quieren que salga a la luz que el
propio rector Julio Huamán presidió el jurado de tesis doctoral del
cuestionado Paúl Apaza?, ¿y en qué quedarán los otros casos,
incluso de “periodistas” y funcionarios universitarios afines al
clientelismo? Reiteramos: la SUNEDU tiene la palabra. (Publicado en
Correo 16/04/15 Foto: Internet)