Por: Hugo Supo
Este cronista se ha encargado en los días previos a marzo de
narrar algunos detalles del caso más sonado de asesinatos en serie ocurridos en
Juliaca, protagonizado por una banda de cuatro delincuentes y siete
mototaxistas víctimas.
A todos nos ha impactado la saña de los “Malditos del
costal”, su sadismo para asesinar y lo implacable que fueron en cada homicidio.
Sin embargo, el cuartero que en estos días enfrenta a la justicia también tiene
su historia.
Willy Pacha Huanca, Juan Jesús Córdova Quispe, Wilson Quispe
Arque y Leonardo Mormontoy Cazasola son hijos, en algunos casos padres,
hermanos y amigos de alguna otra persona; esta gente resulta siendo solamente
la punta del iceberg, del fenómeno de la cruda problemática nacional.
Y es que hay que tener frialdad para matar, algo que lo han
aprendido en las calles, bajo el auspicio de unos padres que han descuidado su
principal labor: dejar al país ciudadanos honorables.
Cualquier diagnóstico para intentar saber las motivaciones
de estos homicidios nos llevarán por el sendero de la educación. Pero, no se
trata de aquello que recibimos en la escuela o los medios de comunicación, sino
de una educación que nos heredan los progenitores.
Esta semana y la siguiente volverá a la coyuntura una
reivindicación feminista que a nuestro modo de ver ha tergiversado aquello de
la igualdad entre varones y mujeres. Con el argumento de que las damas son tan
capaces como los hombres, lo que se ha hecho es alejar a la mujer del hogar.
Con ello no queremos decir que las mujeres deben pasarse la
vida como amas de casa, lo ideal, en todo caso, sería que tanto el varón como
ella, retornen a sus obligaciones en el hogar, allí es donde falta garantizar
nuestra mayor herencia: ciudadanos responsables.
Esta vil competencia entre varones y mujeres nos ha llevado
a escenarios absurdos, queriendo demostrar que tal o cual género es mejor que
el otro, hemos ido olvidando que nuestras diferencias nos hacen
complementarios, gran sabiduría andina que el mundo se ha negado a escuchar por
tanto tiempo.
Requerimos políticas claras desde el Estado para incentivar
el retorno de la mujer y el varón al hogar, a la formación de los hijos. Así
por ejemplo, tendremos menos gente quejándose de la televisión basura,
curiosamente a la que le hemos confiado la educación de los nuestros. (Publicado
en Correo 02/03/15 Foto: Internet)