Por: Hugo Supo
El presidente regional, Mauricio
Rodríguez, acaba de ponerse el reto de emprender una campaña
internacional que logre mayores visitas extranjeras a la fiesta de la
Candelaria 2015. Es buena la intención, pero torpezas, como la
improvisada “Avenida del Folklore”, nos hacen dudar que tenga
claro el camino.
No vaya a salir con el cuento de que
una campaña internacional consiste en enviar afichitos a las
embajadas o hacer un viajecito para el lanzamiento de la fiesta en
Nueva York. No. Esta campaña debe comenzar por casa damas y
caballeros.
Haría bien el Gobierno Regional de
Puno, por ejemplo, por hacer funcionar la rimbombante “Oficina de
Diálogo y Concertación de Conflictos Sociales”, pero hacerla
funcionar de verdad, no concentrarla en monitoreos inútiles, tareas
bomberiles o lavarse las manos de asuntos en los que no les conviene
aparecer.
Es una vergüenza que la Defensoría
del Pueblo catalogue a Puno, por cuchucientos años consecutivos,
como una de las regiones más conflictivas del país. ¡Son 18
conflictos por Dios!, ¡este pueblo está que arde!
Y es aún más vergonzoso que el
Gobierno Regional siga basando sus monitoreos y conceptos de
conflictividad en el modelo defensorial que tanto daña a una zona
que aspira proyectar paz social al Perú y al mundo.
En la clasificación defensorial
solamente existen dos tipos de conflicto: activo y latente. ¿Qué
significa? Vaya usted a saber. Lo único que refleja esa
clasificación -demasiado básica- es que la región es un polvorín.
Los conflictologos están empeñados en
visibilizar cualquier atisbo de “huelga” para inmediatamente
sumar números. Eso es incitar a una histeria colectiva.
¿Es tan difícil hacer una
clasificación más sincera de la conflictividad? Nadie, ni
sociologos, ni comunicadores o profesionales involucrados están
preocupados en sincerar el mapa de conflictividad regional y
nacional.
Y no es verdad que Puno esté plagado
de conflictos (como hace ver la connotación que tiene la Defensoría
del Pueblo, la que hace sinonimia al conflicto con violencia).
Es cierto que se registran casos, pero
la mayor parte es como un volcán inactivo que a lo mucho requiere
una “alerta”, no denominársele conflicto propiamente dicho.
Una clasificación alternativa y
sincera ayudaría a proyectar una región atractiva para el turista,
con paz social y garantías. Empecemos por encender la creatividad a
favor de nosotros mismos. (Publicado en Correo Puno 17/02/14) FOTO: Pachamama Radio