jueves, diciembre 29, 2016

El simbólico blingüismo andino

Por: Hugo Supo

Algunos bilingüistas se alegran mucho cuando a alguien se le ocurre presentar textos escritos en quechua o aimara, como cuando a la exgestión edil de Puno se le ocurrió renombrar sus oficinas con letreros en idiomas nativos, bonito para el gesto, pero nada más.
Mejor hubiera sido que -como política institucional- la comuna atienda en idiomas locales a quienes así lo requieran, para eso se requería mayor iniciativa por supuesto, para capacitar a los servidores municipales y socializar ese acercamiento de la institución con la cultura. Se prefirió lo simbólico y facilista.
Después de los letreros, las cosas siguen igual que antes, con oficinistas que atienden en español y de mala gana, lo que deja al bilingüismo como un mero saludo a la bandera.
Lo mismo ocurre cuando algún entusiasta promotor del bilingüismo escribe textos en quechua o aimara queriendo reivindicar lo nuestro. ¿Puede decir alguien cuánta gente se pone a leer en los idiomas nativos?
El problema aquí es que se malentiende el instrumento lingüistico para expesar cultura. Sobre todo, cuando hay un desmesurado empeño con la lecto-escritura de lo nativo, como desconociendo que la base cultural andina siempre ha sido lo oral.
Llama la atención por eso que las universidades y los profesionales involucrados con estos asuntos no hayan realizado, o al menos ideado, un proyecto para concretar un gran archivo audiográfico de la región Puno.
¿Cuánto le costaría a alguna universidad hacer el proyecto audiográfico de las cosas que no necesariamente tienen que estar escritas para pasar a la historia? Con el boom tecnológico debería resultar bastante económico y hasta rentable.
Por eso, más allá de lo simbólico, ya requerimos trabajar un proyecto cultural serio en el Altiplano, no vaya a tener razón el defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, que acaba de vaticinar el fracaso de la EIB (Educación Intercultural Bilingüe), y con ello todos los esfuerzos por estos temas. (Correo Puno Juliaca 29/12/16 Foto: Difusión)

jueves, diciembre 22, 2016

Wancho Lima

Por: Hugo Supo

La currícula escolar debería de enfatizar en la enseñanza de hechos históricos regionales de trascendencia. Hay mucho puneño extraviado cuando de hablar de historia se trata. Y qué bien calza aquí aquella frase de “Pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Uno de los pasajes más importantes del siglo pasado son los sucesos de Wancho Lima (Huancané), capital de un proyecto autonomista engendrado por los anarco-sindialistas de los años veinte y campesinos aimaras liderados por Carlos Condonera.
Es trascendente porque la de Wancho Lima -a diferencia de otras- fue una revolución constructiva, es decir, que más que destruir al opresor, se ha buscado el nacimiento de la República Aimara Tahuantinsuyana, un nuevo orden, alternativo y justo para la sociedad indígena, en ese entonces invisible para la república costeña gobernada por Augusto Leguia.
Asimismo, los líderes constructores de Wancho Lima habían priorizado la educación como el camino a la liberación. He ahí la razón por la que fundaron escuelas clandestinas en sus propias casas, a costa del acoso y vendeta del misti.
No es menos importante el despojo del “qatu” a los hacendados de Huancané; la lucha económica no significó la negación del mercado, por el contrario, fue la no provisión a los mistis, para acercar los bienes y servicios a los propios indígenas.
Al final, la matanza ocurrida el 16 de diciembre de 1923 en las comunidades es señal de que el camino optado por los indígenas había despertado un desesperado celo entre los hacendados explotadores.
Quizás el error fue la inocencia dirigencial de creer en el utópico proyecto republicano y la lírica benevolencia de los indigenistas capitalinos de entonces.
¡Cuánto por aprender nos queda de Wancho Lima y el proceso revolucionario que los aimaras nos han heredado! Y deberíamos de estudiarlo, no para lamentarlo, sino para persistir en la idea de construir. (Correo Puno Juliaca 22/12/16 Foto: Difusión)

jueves, diciembre 15, 2016

Ingenieros de la posverdad

Por: Hugo Supo

No es que la posverdad (una mentira repetida muchas veces que se convierte en verdad para influir en la opinión pública) sea un novedoso modus operandi en la política. 
Lo que ha ocurrido es que la revolución en las redes sociales digitales ha consolidado de urgencia este concepto y, tras recientes sucesos políticos en el mundo, ha entrado en boga.
En la infancia de las comunicaciones virtuales, muchos celebraron la nueva libertad que significaba la internet, se referían a ella como la gran heroína en la hora de luchar contra la tiranía de los mass media tradicionales.
Fue entonces que estalló la revolución virtual de los ciudadanos globalizados, no solo cuestionando al periodismo, sino provocándole profunda crisis. Así entonces, los cibernautas han logrado en los últimos años quebrar el tradicional flujo piramidal de formación de opinión pública.
Claro que cuando hablamos de sociedad nada puede salir exacto, con el boom de la independización mediática, también hemos llegado a un momento crítico para una humanidad que accede a mucha información, pero que cada vez está más desconcertada.
Un contexto así es tierra fértil para los realizadores de la posverdad. En el Perú acabamos de presenciar un intento desestabilizador a dos poderes del Estado, barullo ideado por los ingenieros de la posverdad, izquierda perdedora de las últimas elecciones, que curiosamente, son los primeros en denunciar los efectos de la mentira elevada a infinita potencia.
Y han logrado con ello un simplista alineamiento anti-profujimorista basado en la moral; no en hechos y modelos de producción, que es de donde parte la ideología. 
Bien por el Presidente Kuczynski que ha puesto paños fríos al asunto; pero ojo, que no van estar tranquilos, conspiracionistamente hablando, atacarán con todo lo que tienen hasta tomar el poder, incluso arriesgando la débil democracia que tanto costó recuperar después del Fujimorato. (Correo Puno Juliaca 15/12/16 Foto: Difusión)

jueves, diciembre 08, 2016

Estado de emergencia II

Por: Hugo Supo

En una entrega anterior y en el marco del Estado de Emergencia decretado para a provincia de San Román (Juliaca) habíamos sugerido que los responsables de las instituciones encargadas del sistema de seguridad ciudadana y justicia publiciten sus planes, diagnósticos, tareas pendientes, deficiencias, etcétera, para que la ciudadanía esté enterada del cumplimiento de cada una de las responsabilidades.
Ello porque entendemos que el orden y seguridad no solo es tarea de la policía, serenazgo o fiscales, sino de un conglomerado de instituciones que deben ser convocadas obligatoriamente por las autoridades civiles que elegimos cada cuatro años en la región y municipios.
Pero a la hora de pedir cuentas, todas las autoridades han optado por patear la pelota a cancha ajena para evadir culpas.
En este mismo diario hemos buscado la participación de los jefes de instituciones como la Región PolicialPuno y el Ministerio Público; en ambos casos abundan las excusas y se apela a la corresponsabilidad.
Que faltan patrulleros, policías, tecnología, apoyo multisectorial, capacitación, entre otros detalles impedirían la buena marcha policial. En la Fiscalía, por su parte, la presidenta de Junta de Fiscales, Judith Contreras, repite el estribillo de falta de personal, presupuesto, tecnología y demás puntos.
Recién, a propósito del Estado de Emergencia en la provincia de San Román, a las autoridades se les ha ocurrido concurrir a asambleas para discutir sobre la creciente inseguridad.
Aunque tampoco debemos tener esperanzas en los acuerdos y anuncios que provoquen dichas citas, ya que los delincuentes no han dejado de actuar en todo este tiempo y, por el contrario, han dado mensajes de burla a la Ley.
No vemos aquí las autocríticas de los sectores, si hay mucha excusas y promesa, algo que podría ser contraproducente en una situación difícil de sobrellevar, desencadenando anarquía. (Correo Puno Juliaca 08/12/16 Foto: Difusión)


jueves, diciembre 01, 2016

Estado de emergencia

Por: Hugo Supo

El Estado de Emergencia en la provincia de San Román vino con tufillo a represión y no al combate delincuencial como el Gobierno pretende argumentar. No solo porque el asunto de la inseguridad está anotada apenas en un párrafo del D.S., sino por el contexto de la publicación: luego del descontrol en el primer día de paro juliaqueño.
Si bien la Región Policial Puno solicitó tal declaratoria, lo hizo el 29 de noviembre de 2016, mientras ocurrían destrozos en decenas de cantinas y prostíbulos achacados como refugios de los maleantes.
Que no vengan a decir que la preocupación es la inseguridad tantas veces reclamada en Juliaca y otros pueblos.
Ahora, el hecho concreto es que durante el Estado de Emergencia quedan suspendidos los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de reunión y de tránsito en el territorio. ¿Y la lucha contra la delincuencia? Naca la pirinaca.
Las autoridades deberían sincerar el mensaje y empezar por rendir cuentas sobre sus acciones en pro de la seguridad. Desde la labor policial, pasando por el Ministerio Público, el Poder Judicial, el INPE, la Municipalidad Provincial de San Román, el Gobierno Regional de Puno, la Defensoría del Pueblo y otros involucrados.
Sería bueno conocer, por ejemplo, cuántos policías están asignados a la vigilancia del orden público, a la investigación contra la criminalidad, y no a pararse en las avenidas para sacarle provecho a los conductores infractores.
Sería bueno saber también la celeridad y rigurosidad en el trabajo de los fiscales y jueces, los primeros son persecutores del delito y los segundos los de las sentencias. ¿Tienen algún récord que salve su responsabilidad?
¿Por qué no se puede implementar bloqueadores de celulares en los penales de la región? Que el INPE responda. ¿Qué le impide al alcalde y gobernador liderar los comités de seguridad ciudadana? La sinceridad por delante, avanzaremos en la lucha contra el crimen. El resto es cuento. (Correo Puno Juliaca 01/12/16 Foto: Difusión)