Por: Hugo Supo
Pueda que los hermanos Cáceres
Velásquez -impulsores de la Universidad Andina Néstor Cáceres
Velásquez (UANCV)- no hayan medido el impacto histórico que tendría
la creación de esta universidad privada. O quizás sí. Lo cierto es
que su vigencia es innegable hasta hoy.
La UANCV nació del fragor de una lucha
por una ciudad mejor, de la exigencia por contar con una universidad
propia ante el monopolio de la Universidad Nacional del Altiplano en
el siglo pasado. Aunque no todo el mundo estuvo de acuerdo con que
sea privada, mucho menos que su beneficio sea para pequeños grupos
políticos, al final esta casa de estudios ha resultado siendo un
poderoso aparato de operación política que ha desplazado a otros.
Los resultados lo podemos ver
actualmente, con buena parte de sus egresados y autoridades copando
instituciones de trascendencia como el Ministerio Público, Poder
Judicial, Gobierno Regional de Puno y varios gobiernos locales.
Es lógico pensar que la élite
profesional formada en las aulas de la UANCV haya salido a ejercer
con una ética acorde a su inspiración inicial. Es decir, opositora
al puneño centralista y pragmática a todo nivel.
Ese es el tipo de profesional que
gobierna en las instituciones de la región altiplánica, claro, ante
anuencia de los profesionales alternativos que salen de otras casas
de estudio.
¿Es malo el copamiento que ha logrado
la UANCV?, ¿es malo que sus profesionales siempre estén tentando el
poder? No. Lo malo, hasta cierto punto, es que las otras generadoras
de élites profesionales hayan permitido tal copamiento.
Sería mejor que todas las
universidades sean aportantes con sus egresados en cuanto a temas de
desarrollo se refiere.
Además, este anote empuja a pensar
sobre el rol que está jugando la Universidad Andina en los destinos
de la región.
Y toca pensar, especialmente, a las
autoridades de la UANCV sobre el papel que están teniendo sus
egresados en el manejo de la sociedad.
¿Bueno, malo o regular?, ¿cómo se
evalúan? (Correo Puno 01/06/17 Foto: Difusión)