jueves, junio 25, 2020

Mercados y crisis


Por: Hugo Supo 

Los 100 días de emergencia por el coronavirus nos dejan un mensaje claro: vamos a tener que convivir con el virus si no queremos morir de hambre, recuperar la economía y resistir en lo sanitario hasta que la pandemia sea controlada.
Al menos, eso parece decir la población que en las últimas semanas ha salido a trabajar dejando malparado al gobierno del presidente Martín Vizcarra, quien se cierra todavía en una segunda fase de reactivación económica -ya desbordada hace rato- y la supuesta llegada a una meseta de contagios de covid-19.
Mucha gente ha pasado a la fila de desempleados en este tiempo, algunos han encontrado refugio en el comercio minorista, pero el Estado ha respondido con represión contra el ambulante. No hay manera de reactivar la economía familiar si se criminaliza la pobreza.
Por tanto, los gobiernos locales deben plantear soluciones concretas para el ordenamiento y formalización de este sector.
Se requiere empadronar a los vendedores, ubicarlos en sitios espaciados y condicionar su actividad a protocolos sencillos como la limpieza y distanciamiento físico. No implica darles puestos fijos y permanentes, sino zonificar las ciudades para el desarrollo de comercio ambulatorio controlado.
Por cierto que también se debería promover y formalizar ferias tipo “De la chacra a la olla”, porque es el espacio de contacto entre productor y consumidor final, sin intermediarios; sin duda, la mejor forma de apoyar la economía de las familias productoras y consumidoras es prefiriendo lo nuestro.
Por supuesto, en esta misma linea también es necesario tener ferias ganaderas de calidad; por tanto sería bueno que la Dirección Regional Agraria de Puno publique un plan de ferias pecuarias a mediano plazo.
En suma, promover mercado saludable es una obligación para los gobiernos, no solo para esta etapa de crisis, sino permanentemente. (Correo Puno Juliaca 25/06/2020 Foto. Difusión)




jueves, junio 18, 2020

Comunidades campesinas y pandemia


Por: Hugo Supo 

Hasta este momento de la “noventena”, las comunidades campesinas han resistido solas al embate del SARS-cov-2. El Estado no tiene un plan diferenciado para las zonas rurales y, por el contrario, es el productor rural quien ha garantizado alimento para las ciudades todo este tiempo.
Es más, casi todas las medidas de auxilio estatal fueron dirigidas a las zonas urbanas, donde coyunturalmente el golpe sanitario se siente más.  
Las comunidades resisten hoy gracias a su propia organización, es allí donde mejor se cumple estrategias de distanciamiento físico (incluso en la cosecha) y el cierre de accesos a sus jurisdicciones de la mano con las rondas campesinas.
Persisten, pues, en el abandono histórico e indiferencia de las autoridades, quienes en lugar de fortalecerlos los han vuelto más vulnerables, cerrándoles las postas médicas y escuelas sin compensación alguna.
Y ahora, cuando la fracasada “noventena” devela todas las debilidades nacionales, al Minedu se le ocurre disponer el inicio de labores presenciales porque más no puede (o no quiere) hacer.
Hay que considerar que el virus se traslada de persona a persona, para hacer clases presenciales se tendrá que movilizar a miles de maestros a nivel nacional, de quienes no sabemos si están contagiados (no hay pruebas para saberlo), si son positivos asintomáticos y cómo garantizar que la población rural no sea víctima del nuevo centro de la propagación.
Con el sistema de salud prácticamente inexistente en ruralidad nacional, este gobierno está condenando a muerte a las comunidades campesinas.
Era la gran oportunidad para acortar brechas (educación, conectividad, producción, etc.) entre campo y ciudad; pero ya ven, se opta por regresar a la funesta normalidad, a que se las arreglen como puedan, como si la educación presencial fuera la panacea. (Correo Puno Juliaca 19/06/2020 Foto: Difusión)


miércoles, junio 10, 2020

Economía especial en el Perú


Por: Hugo Supo 

Coinciden muchos analistas de la economía sobre el factor de la “informalidad”, que habría provocado la expansión de casos positivos de Covid-19 en el Perú. Los últimos estudios del INEI calculan que el 90% de la economía nacional se mantiene en esta categoría.
La informalidad impide acceder a los beneficios de la bancarización, crecimiento en inversiones, seguros y otros; al mismo tiempo, el aporte al aparato estatal es difuso, porque no hay pagos directos de tributos y hereda otros vicios como la informalidad laboral.
Una cosa arrastra a la otra y, al final, la vulnerabilidad la termina sufriendo el ciudadano peruano. Por otro lado, el sistema tributario es el que más desalienta a la formalización, ya se ha visto que la SUNAT persigue al pequeño empresario, mientras las corporaciones le hacen millonarios cuentos. Entonces, es allí donde el Estado debería de actuar para empezar a solucionar este problema. Reformar el sistema tributario para hacerlo más amigable a la inversión nacional o generar zonas de tratamiento especial, por cualquier camino, la integración de ese 90% economía paralela es el gran reto.
Pero aquí se requiere una política nacional, para no caer en mecedoras (¿Aló, congresistas?).
Por ejemplo, se ha creado en 2006 la ZEEDEPUNO, al año siguiente se publicó el reglamento, lo que pone en vigencia la ley durante 20 años.
Pero en 13 años no se ha levantado ni un muro. Es más, tras el mutismo del centro, el GORE acaba de darle un puntillazo, ya que inicialmente le ha destinado 7 millones 964 mil soles al proyecto, pero ahora apenas le ha dejado 247 mil soles.¿A dónde irá a parar ese dinero?, Es una explicación que Agustín Luque tendrá que dar.
En fin, muchos países impulsan sus economías en base a zonas de tratamiento especial (La Asociación de Zonas Francas de las Américas representa a 23 países, 600 zonas francas), habría que mirar esos caminos. (Correo Puno Juliaca 11/06/2020 Foto. Difusión)


miércoles, junio 03, 2020

La chamba: 775 362 puneños vulnerables


Por: Hugo Supo 

Vamos remitirnos a las cifras dadas por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo en 2019 (previo a la Covid-19) para graficar la realidad y postular por dónde debería de ir la reactivación económica de la región Puno.
Del millón 100 mil habitantes censados, un millón 33 mil 755 se encuentran en el grupo de Población en Edad de Trabajar (PET), esto es de 14 años en adelante, aunque no necesariamente son parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
La PEA regional es 799 mil 367, pero la cifra de personas que estaban ocupadas en alguna actividad económica es mucho menos, esta llega a 775 mil 53, dejando el preocupante número de 258 mil 702 puneños que se encontraban sin chamba.
Aquí debe ser de especial interés analizar la PEA de la región Puno, puesto que de los 775 mil 53 que han tenido alguna posibilidad de trabajar, solamente 258 mil 393 tenían empleo digno, esto es apenas el 32,3%.
El mayoritario 64,6% de puneños, es decir 516 mil 660 estaban en condición de subempleados, por tanto vulnerables en todo sentido.
O sea, que ni siquiera la cuarta parte de la población regional accedía a un trabajo digno, y si a esto le sumamos la crisis económica que estamos empezando a vivir, es una catástrofe.
Para ponerlo fácil, la vulnerabilidad laboral alcanzaba a 775 mil 362 puneños en edad de trabajar (incluyendo a la población inactiva) antes de la pandemia e indudablemente crecerá a niveles desesperantes.
¿Dónde generar trabajo digno? Hay que tener en cuenta que más del 50% de la PEA se desempeña en la rama extractiva (44.2%) y servicios (25.3%).
¿De qué se trata?, de agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y minería en el primer caso; y servicios comunitarios, sociales, recreativos; restaurantes y hoteles; transporte, almacenamiento y comunicaciones; en el segundo caso. Esta es la verdad de la milanesa. (Correo Puno Juliaca 04/06/2020 Foto: Difusión)