lunes, mayo 25, 2015

Los guasones

Por: Hugo Supo

En el film Batman: El caballero de la noche, Heath Andrew Ledger, que interpreta a Guasón, revela en uno de sus diálogos que, a diferencia de otros malhechores, con él no se puede negociar, pues su interés no es dinero, honor, familia ni nada. Sencillamente no tiene nada que perder ni ganar, “lo hace por joder”, dirían algunos cinéfilos.
El historiador Francesco Guicciardini (1483-1540) lo repitió: “Cuando luchamos contra quien no tiene nada que perder, luchamos con gran desventaja”. Incluso Sun Tzu había advertido, en El Arte de la Guerra, que estos personajes son demasiado peligrosos.
Así pues, ubicándonos en el contexto de la problemática peruana con el extractivismo actual, es notoria la existencia de un tema mayor que los estudios de impacto ambiental, respeto a las comunidades campesinas o similares. Nuestros guasones no quieren negociar, su objetivo es otro.
El asunto de fondo es el manejo de la economía, donde todavía no logramos un acuerdo nacional, ¿quién se encarga de la economía?, ¿los gobiernos o el mercado?
A pesar de su fracaso en la URSS, el socialismo mantuvo una fuerte influencia en el mundo, de especial forma en Latinoamérica, en donde ha encontrado seguidores para sostener que el intervencionismo gubernamental es la solución a nuestros problemas.
En el caso peruano, esta corriente ha tropezado con la ingrata experiencia de Alan I (1985-1990), periodo que muchos preferirán olvidar, pues marca uno de los mayores traumas en la sociedad. Asimismo, se han visto avasallados por la ola privatista de Fujimori y el piloto automático de los gobiernos posteriores.
De manera que su mensaje se ha refugiado en agitar la frustración social y el antisistemismo.
Sin un modelo internacional claro ni discurso empático en el Perú, los intervencionistas optan por sabotear todo lo que el modelo ejecute, pues nada les queda y nada tienen que perder.
De manera que los diálogos que se plantean desde el gobierno para lograr proyectos mineros tendrán poco eco y sus efectos podrían ser simples paliativos.
Es tiempo de admitir que en las actuales condiciones estamos hablando simplemente de diálogos de sordos. Desde el mismo modelo, falta plantear reformas grandes, reformas que nos devuelvan la esperanza y claridad en el horizonte. (Correo Puno 25/05/15 Foto: Internet)