La disputa entre “puneños” y
“juliaqueños” por una aún inexistente obra, como es el hospital
Altiplano Nivel IV de Essalud, destapa uno de los más grandes
problemas que tenemos como sociedad altiplánica: el chavonismo
tonto. ¿Cómo nos verán los foráneos cuando nos observan?, debemos
causar esa mueca cachacienta que pone la gente que se compadece de
los ignorantes, esos que se burlan por dentro y saben que andamos
mal, pero no corrigen y se limitan a mirarnos con pena, como si no
tuvieramos remedio.
Lo tenemos bien merecido; solo eso
puede provocar que personas de los mismos orígenes y con destinos
comunes estemos discutiendo por la ubicación de una obra que ni
siquiera la tenemos garantizada. Y parece un escenario perenne, como
si alguna antigua maldición nos condenara a estas situaciones.
Ocurrió hace poco con la famosa ZEEDEPUNO, de la que no se tiene ni
rastros, y mucho antes con el aeropuerto, carreteras y cualquier
cosita que se podía ganar en favor de estos localismos.
Dicen los psicólogos que el chavonismo
o chauvinismo es una actitud de un sistema delirante que esconde un
sentimiento neurótico de inferioridad en forma paranoica, puesto que
tenemos manifestaciones de delirio de grandeza; por tanto miramos por
encima del hombro y creemos que nos corresponde todo y al vecino
nada. Está claro que eso nos sucede.
Desde lo pequeño hasta lo grande,
somos una sociedad acomplejada, sin visión, apenas alzamos la vista
hasta mirar nuestras propias bajezas y nos hace felices el fracaso
del semejante, medimos nuestro gozo en un ranking de frustraciones.
“Si el otro está jodido, soy feliz, qué importa si también lo
estoy”.
Cuando Puno y Juliaca ponen en el
centro del debate la ubicación de este sanatorio, se observan las
distancias entre una y otra zona, nos pasamos la vida mirándonos
como distintos; en cambio nunca hubo una campaña conjunta para
lograr algo grande, somos miopes para observar lo que nos une y muy
videntes para lo que nos desarticula.
Hoy por la tarde se reunirán los
congresistas, alcaldes, consejeros y algunos funcionarios más con la
presidenta ejecutiva de Essalud en Lima para avanzar sobre este
proyecto y posiblemente confirmen la construcción en Alto Puno o
Mucra. Roguemos a Dios para el raciocinio se imponga en nuestras
autoridades.
Y a partir de ahora, el único discurso
válido debe ser que la obra se haga en la región, la necesitamos,
qué duda cabe, pero de la ubicación que se encarguen los técnicos.
Después sigamos arrancando más proyectos, aquí no hay más lugar
para la piconería.
Si el proyecto Altiplano se gana en
buena hora, serán 120 millones de soles que beneficiarán a los
asegurados de la región. Mejorará la infraestructura, la atención
y por fin podremos tratarnos de enfermedades sin necesidad de acudir
a Arequipa o Lima.
Es por eso que los políticos deben ser
cautelosos, abstenerse de opinar sobre asuntos que les competen a los
especialistas. Sus puntos de vista cargados de intereses personales y
localismos nos hacen daño, distraen y exacerban los ánimos.
Los psicólogos sociales añaden que el
chavonismo va acompañado de manías persecutorias consistentes en
culpar de los males propios a otros países, regiones, pueblos o
razas. Que esta sea la ocasión para diagnosticarnos, es un gran
reto, que es necesario superar para iniciar a andar por la senda del
desarrollo. (Publicado en Correo Puno- 15/04/2013)