Por: Hugo Supo
El 6 de enero de 1535 el español
Francisco Pizarro eligió Lima para establecer la capital del Perú y
fue ese hito que marcó un rumbo distinto para nuestro país.
Poner de capital a una ciudad costera
en el virreinato más importante de Sudamérica le arrebató a la
zona andina el centralismo que antes manejó Cusco, fue en ese
momento de la historia en el que se sembraron varios de los problemas
que hoy arrastramos como el débil Estado-Nación que somos.
Otro sería el cantar si Cusco hubiera
retenido el poder político. Para empezar ese racismo enfermizo que
considera una carga al serrano y al amazónico no habría
“desarrollado” con la sinvergüenzura de los tiempos actuales.
Si la sierra no hubiera sido despojada
del protagonismo en el desarrollo del Perú, hoy no estaríamos
hablando de la exclusión del andino como tema primordial a
solucionar en la lucha contra la pobreza.
Y es que la mirada de nuestra historia
sería distinta, con un ciudadano serrano empoderado, capaz y con
experiencia para replicar la herencia de los antepasados en implantar
un modelo económico-social basado en la productividad agropecuaria.
Esto sumado a la hoy pujante minería primaria tendría que haber
solucionado gran parte de nuestros males.
Lima ha olvidado al campo,
especialmente al campo serrano, y con esa amnesia la ha condenado al
subdesarrollo, a aparecer siempre en los mapas de pobreza y nunca en
los de riqueza.
Con un centralismo serrano, el Perú ya
hubiera consolidado -hace rato- un Estado-Nación basado en su
historia natural, no como hoy que andamos divorciados de nuestras
raíces, añorando ser como el foráneo y considerando lo que
nuestros padres hicieron como simples “joyas irrepetibles de la
historia”.
El nuevo diseño del Estado-Nación
hecho desde Lima ha significado el encumbramiento de una elite
burguesa foránea, cuya economía fue mercantilista y se basó en el
comercio marítimo, olvidando que la productividad es el único
camino para generar riqueza en los nuestros. Podrían calificar a
este cronista de renegado, pero esa, señores, es la verdad de la
milanesa. (Publicado en Correo Puno 06/01/14)