Por: Hugo Supo
Todas las sociedades tienen mayorías
silenciosas, en el caso peruano la conforman los apáticos a la
realidad. La mayoría silenciosa es aquella que prefiere callar y
taparse los ojos en lugar de expresar sus puntos de vista y actuar en
tal o cual sentido.
Ahora, con los mineros informales, la
mayoría silenciosa deja que la secuestren al permitir el bloqueo de
sus carreteras en Juliaca, prefiere esperar que la marea calme y el
viento natural de los hechos estabilice nuevamente su pupular en esta
existencia.
Como todas las mayorías silenciosas,
la nuestra es pusilánime y tonta frente a aquellas minorías
gritonas que, creyéndose tener la representatividad del resto,
actúa, toma la calle e impone una agenda particular.
En el singular caso de los informales
de la minería regional, la plataforma de quejas está orientada a
lograr tiempo, ¿para qué?, para intentar recuperar lo que ya han
perdido: impunidad para explotar oro sin rendirle cuentas a nadie.
Es decir, que esa minoría ni siquiera
tiene agenda compatible con el sentir de una sociedad que quiere
orden y desarrollo.
Y para esto se prestan algunos
silencios cómplices, es el caso de la Cámara de Comercio y la
Producción de Puno, su par en Juliaca, la Cámara de Turismo y otras
que, pareciera, solo saben llorar sobre la leche derramada,
sabiéndose como los más afectados con golpes a la economía como
los que nos están dando los mineros informales.
El Gobierno ha dado un paso importante
al iniciar la interdicción a la ilegalidad minera, este es uno de
los sectores que más facilidades tiene para formalizarse, y de paso
¿hoy quieren imponer sus condiciones bloqueándonos las vías y
amenazando con desabastecer de productos de primera necesidad a las
ciudades?
No pues, es tiempo de que nuestra
mayoría silenciosa diga que ya no estamos para aplazamientos ni
lloriqueos. (Publicado en Correo Puno 24/03/14) Foto: Pachamama Radio