Por: Hugo Supo
Cada vez es más
claro a dónde debe estar dirigida la inversión del Estado:
educación, salud y diversificación de la producción.
Pese a su trascendencia, la pandemia
del coronavirus destapa la triste realidad de estos sectores en Lima
y provincias.
Carecemos de investigadores porque
nuestra educación es repetitiva del conocimiento importado.
Es,
pues, producto de la colonialidad del poder y saber, dirían los de
la generación de Anibal Quijano (sociólogo peruano que fundó la
cátedra «América Latina y la Colonialidad del Poder»).
Y como
habrán visto, en las actuales condiciones el Ministerio de Salud
debería llamarse Ministerio de la Enfermedad, porque a esa condición
parecen apuntar sus políticas.
Nuestra población es débil no solo
cuando se trata de enfrentar al coronavirus, sino de males locales
como la anemia, dengue y otros, que ya ha sepultado a generaciones de
peruanos.
Respecto la producción, el Perú no puede llegar al
Bicentenario republicano persistiendo en el modelo primario
exportador. Necesitamos volver a la tierra para producirla y
transformarla.
Pero la diversificación e industria está
íntimamente ligada a los aspectos de educación y salud, de manera
que es allí donde hay que poner los hombros.
Educación, salud y producción son los
pilares a edificar sobre una plataforma cultural andina que hemos
heredado de nuestras antiguas civilizaciones y que, ahora, pueden
darnos luces en aspectos de valores, ética y moral.
De la mano
del coronavirus viene la más grande crisis económica de los últimos
tiempos, pero es sabido también, que son la crisis las que muestran
oportunidades para dar saltos más grandes somo sociedad. Habrá que
estar a la altura. (Correo Puno Juliaca 26/03/20 Foto. Difusión)