martes, octubre 15, 2013

Justicia que tarda...

Por: Hugo Supo

Siete años han tenido que pasar para que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) determine la salida del magistrado arequipeño residente en Puno, Jorge Vicente Timoteo Linares Carreón, de las oficinas del Poder Judicial.
El 2 de setiembre pasado se publicó la Resolución N° 502-2013-PCNM que pone fin a la aletargada historia del aludido abogado, por lo menos de su última y triste etapa como vocal (hoy juez superior) de la Corte Superior de Justicia de Puno.
¿Recuerdan?, fue el mismo que protagonizó un encendido escándalo en la comisaría Santa Bárbara de la ciudad de Juliaca, donde quiso liarse a golpes con los policías que lo aprehendieron por estar inmerso en un accidente de tránsito cuando estaba ebrio.
Eso pasó el 28 de mayo del año 2007, y a pesar de las evidencias públicas el CNM tardó demasiado en tomar la decisión. Recién en marzo del 2013 determinó “no ratificar” a Linares Carreón como magistrado de esta corte, esto fue apelado y fue recién en setiembre pasado que supo del fallo final. Mal para una institución que quiere recuperar la confianza ciudadana.
Y las preguntas caen de maduras, ¿qué pasó en todos estos años?, ¿por qué Linares se atrevió a denunciar a 4 periodistas cuando no tenía moral para hacerlo?, ¿por qué el Poder Judicial o el CNM permitió que Linares siga laborando sin siquiera mostrar vergüenza ante la opinión pública? Estado de derecho le llaman, nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario le dicen para justificar la pereza burocrática del sistema judicial.
Hoy la decisión no deja buen sabor, al contrario arrastra ese tufillo tan criticado que hace famoso y desacreditado a congreso nacional: otorongo no come otorongo.
Si el sistema judicial quisiera en realidad recuperar la confianza del pueblo, tendría que esforzarse en separar las manzanas podridas de las buenas, tanto tiempo para este dictamen nos hace sospechar de una suerte de amnesia institucional intencionada para con los malos ejemplos que deberían ser sancionados (en su momento) de manera ejemplificadora.
De paso, el CNM coloca en sus resoluciones un sutil disimulo para hacer quedar a Linares como un juez “no ratificado” cuando en realidad debió ser “despedido del puesto” como a cualquier otro ciudadano le hubiera pasado con sus empleadores.
De eso se trataba, de dar ejemplos, de hacer ver que el sistema sí funciona, de lanzar el mensaje de que la justicia actúa igual para todos, lamentablemente eso no ha pasado en este caso.  (Publicado en Correo Puno 14/10/13)