lunes, diciembre 01, 2008

La envidia de La Ortiga


Por: Hugo Supo

En el fondo me alegra que Andrés Bedoya Ugarteche (articulista de Correo-La Ortiga) no encuentre otro tema para “mofarse” que los puneños. Significa que somos importantes para la clase pituca a la que él pertenece.

Y no es la primera vez que Puno y su gente significa inspiración a articulistas de la siempre alejada Lima (aunque es arequipeño ahora vive en Lima). El mismo Bedoya, el mal recordado Pedro Salinas, y otros de esa calaña han escrito de estas tierras, en la mayoría han demostrado su bajeza con la discriminación al poblador andino.

Seguramente Bedoya no se ha enterado de la razón de existencia del Perú, que es precisamente el ande. En estas tierras se cosecha lo que esta gente come todos los días, pero olvidan agradecer escudándose en su ignorancia. Aquí nacieron grandes hombres como José Antonio Encinas que en su tiempo expuso lo que hasta ahora no puede la clase de Bedoya.

Creo que esa es la razón de sus molestias, el puneño siempre le ha significado molestias a esta gente porque son los que a punta de esfuerzo salen adelante en sus propias narices –allí en Lima-, no como ellos que al primer día de llegados al altiplano se retuercen por frío.

Entonces lo único que les queda como niños malcriados y engreídos es insultar. Pero, reitero, los puneños debemos enorgullecernos de estos adjetivos con el que nos califican, ya que sabemos que el insulto nace también de la envidia. Y la envidia es la más alta expresión –en el sentido negativo- de la admiración.

Ya quisiera Bedoya y su grupo de pitucos amanecer con un cielo azul como el que todos los días vemos aquí, nos envidia vivir al lado del Titicaca, y le jode que sus hijos no puedan ganar el concurso de Ciencia y Tecnología como lo hicieron las niñas del Colegio La Salle de Juliaca. Si, definitivamente es pura envidia.