Por: Hugo Supo
El pueblo de Huatasani tiene una
singularidad digna de resaltar. Está ubicado exactamente donde
termina la zona aimara y empieza la parte quechua de la provincia de
Huancané, en el norte de la región Puno.
La feria semanal de Huatasani se
realiza los sábados, allí acuden ganaderos y agricultores de las
comunidades adyacentes para el intercambio comercial. Mantienen una
feria de ganados y tradiciones como la chala (trueque).
Es impresionante observar que el
intercambio comercial se realice principalmente en idiomas
originarios como el quechua y el aimara, aunque bastante gente
también domina el castellano.
Huatasani es una pequeña muestra de la
convivencia cultural del Altiplano peruano; pues la región puneña
es también un territorio donde pueblan naciones quechuas y aimaras
desde hace muchos siglos. Es bueno anotarlo para que conozca quien
aún no lo sepa.
Fue en este distrito donde el pasado
fin de semana se desarrolló el Primer Congreso de Quechuas y
Aimaras, congregando a autoridades comunales, juventud y sociedad
civil convocados por un grupo de residentes huatasaneños interesados
en poner en debate la política y la gestión social.
Varios candidatos han expuesto allí
sus propuestas y puntos de vista respecto a temas de gobierno y
sociedad. Estuvieron, por ejemplo, Mariano Portugal, Edgar Mancha,
César Quispe, entre otros; todos ellos coinciden en que la educación
debe ser la prioridad para cambiar esta sociedad, aunque poco han
dicho respecto de qué cosa hay que trabajar para alcanzar educación
de calidad.
Este columnista también fue invitado
para disertar; dijimos que la educación, por supuesto, es la columna
vertebral para todo proyecto social.
Añoramos y trabajamos por una
revolución cultural y educativa en el país. Con una añadidura: la
ética andina (solidaridad y complementariedad) es lo que finalmente
hará funcionar este o cualquier modelo económico-social. De eso
hablamos, entre otras cosas, cuando proponemos un proceso de Refundación.