Por: Hugo Supo
La historia es esta: el Presidente
pronunció su discurso, los ciudadanos le respondieron -como
siempre- con descontento, ahora le llueven críticas, los analistas
hacen su chamba, los ayayeros defienden hasta lo que no ha dicho, la
burocracia agita un paro y sus enemigos políticos le hacen leña
hasta por esa banalidad de que Nadine Heredia le quitó el asiento
durante la misa y Te Deum.
Como discurso cae bien: soñador,
prometedor, esperanzador, pero la verdad es que la gente quería
pisar tierra o, más bien, que sea Humala el que aterrice.
Esas cifras no comparadas sobre Beca
18, SIS, crecimiento económico, turismo, etcétera, no ayudaron; por
el contrario, uno podría tener la sensación de que quizás estemos
peor que el año pasado o hace cinco. El estribillo de que vamos “en
buen rumbo” es insuficiente.
“Incluir para seguir creciendo” ha
afirmado Humala, pero de manera general, mencionando, por ejemplo, que
un logro suyo es duplicar el presupuesto para el Concytec, como si
fuera garantía de crecimiento en investigación y generación de
conocimientos.
Lástima que no haya anunciado detalles
sobre trabajo, infraestructura y seguridad; son estos puntos los que
al final de cuentas interesan al peruano de a pie, no limosnas, no
campañas de ayuda, no programas de redistribución económica, sino
oportunidades, capacidades y, sobre todo, trabajo digno.
A todo esto, nadie tiene claro por
dónde va eso de la inclusión social, el Primer Mandatario sostiene
que es fortalecer las capacidades productivas (suponemos, por
ejemplo, como el caso de Concytec y mejor educación), aunque, por lo
pronunciado ayer, la ruta parece no haber cambiado de los programas
sociales, que, como ya se ha dicho hasta el hartazgo, no contribuyen
a salir de la pobreza, solo a paliarla.
Algo que rescatar es la Ley de Servicio
Civil puesta en marcha, que debe ser fortalecida y defendida por la
ciudadanía y por el Gobierno. Si Humala quiere llegar adonde dice
que llegará, no debe torcerse ante las quejas de la burocracia
nacional, de ese pequeño sector de trabajadores estatales que han
secuestrado la marcha de las instituciones en perjuicio de la inmensa
mayoría que no recibe sueldo del Estado.
Ahora la CGTP anuncia una huelga para
el 10 de agosto, comprobándose, una vez más, que los burócratas no
son servidores del Estado sino los verdaderos enemigos del
crecimiento.
Pero estos son escuchados y logran
poner su agenda entre la indignación por la “repartija” porque
Humala ha pecado en no dar muestras mínimas de resultados
conseguidos a partir de las reformas; de la Carrera Pública
Magisterial no dijo casi nada; aquello de la tributación es tan
discutible como indignante.
Por cierto, el anuncio de las siete
reformas en favor de la seguridad ciudadana suena más a cuento chino
que a realidad concreta; en Puno hemos escuchado con incredulidad que
-ahora sí- la interdicción a la minería ilegal se llevará a cabo,
que dice el Presidente, es culpable junto al narcotráfico de la
mayor parte de la inseguridad. ¡Ja!
Para la descentralización solo hubo un
llamado al debate, lo que podría implicar que el 28 de julio del
2014 se anuncie recién otra reforma al respecto o algo seguro. En
fin, Humala no ha logrado retomar liderazgo y se le vienen tiempos
difíciles. El resto es blablablá. (Publicado en Correo Puno 29/07/13)