domingo, septiembre 28, 2008

Fue mi primicia


Por: Hugo Supo

Recuerdo que a las seis de la tarde iniciaba el noticiero de la radio en la que trabajaba por ese año. Eran tiempos de conflicto político en Puno, como consecuencia de una orden de captura que salió contra el ex presidente David Jiménez Sardón.

Esa tarde, la presidenta interina Sonia Frisancho, convocó a una sesión de Consejo Regional en la que debían tratar algunos asuntos rutinarios, aunque también se rumoreaba que se discutiría el informe final de la Comisión de Investigación, que trabajó en el presunto abuso de poder y usurpación de funciones en la que habría incurrido Frisancho, con ese argumento tratarían de vacarla.

Avanzaban las horas y la sesión se ponía pesada, tengo en la memoria a colegas como Gómez Ordinola, y Pedro Pablo Mamani (Tv Perú) que igual que yo esperaban que ya concluyera la martirizante discusión.

En realidad, el periodismo me apasiona, lo digo en serio, fue por eso que resistí el cansancio y el sueño que me provocaba estar parado y mirando a los 13 consejeros regionales, discutir cuál si fuera una plazoleta pública.

Querían bajarse a la presidenta. A las 10 de la noche cortaron la luz, y el recinto se convirtió en oscuridad completa. En cinco minutos el salón fue un escándalo. En unos instantes más pasó de todo; desde el desmayo de Sonia Frisancho, hasta la propuesta de nombrar a otro presidente.

Confieso que a esa hora la adrenalina ya recorría todo mi cuerpo, el sueño se me había espantado de pronto y estaba dispuesto a continuar parado en ese salón.

Luego, casi al borde de la humillación, tuvimos que abandonar el salón porque así lo dispuso el consejero Marco Valderrama –brazo derecho de su líder Jiménez- para que ellos, en la más completa soledad y sin la vigilancia, pudieran elegir como presidente a Juan José Vega Quispe. Protestamos por nuestros derechos, pero de nada sirvió.

La noche siguió transcurriendo, y poco después de las tres de la madrugada nos llamaron otra vez para que nos anunciaran la nueva elección, mientras en la oficina del costado, la suspendida presidenta Sonia Frisancho, era atendida por sus colaboradores. Fue un lío.

En fin, la radio para la que en ese entonces trabajaba se encendía a las tres y media, llamé cuando lo hicieron, no me creyeron que a esa hora estuviera cubriendo noticias, tuve que molestarme para que me dieran pase al aire, y luego, lancé mi primicia: Hay nuevo presidente.

Recibí una llamada de mi jefe de prensa, me dijo que ampliara la noticia, quería reacciones, datos, detalles, etc. Me quedé hasta las seis de la mañana, pues antes de irme tuve que entrevistar a todos los actores del hecho. A las cinco y media de la madrugada –cuando iniciaba nuestro noticiero- ya toda la región se había enterado por mis labios de la nochecita que nos tocó vivir.

Era por ese entonces muy afanoso y entusiasta, así que decidí antes que descansar, ir a la radio y redactar la crónica de mi noche, para que los locutores lo leyeran en el noticiero. Así pasó.

Bueno, el asunto es que la radio tuvo alta sintonía ese día, pues la competencia apenas pudo enviar a un reportero a la puerta del gobierno regional, eso, cuando ya todo había pasado. En serio me sentí importante por el aporte que hice a mi equipo.

Cuando regresé al trabajo, encontré a los jefes de la oficina celebrando la primicia y la cobertura. Participé de esa reunión, pero nadie más dijo nada, así que me quedé frustrado porque no recibí la felicitación que esperaba, menos claro, una bonificación al fin de mes. Por Dios, fue toda una noche.

¿Qué les cuesta a los jefes incentivar a sus muchachos periodistas?. No lo se, pero desde entonces, acostumbro felicitar a los periodistas que trabajan conmigo, cuando éstos hacen algo meritorio de felicitación.