sábado, marzo 15, 2008

A propósito de la Semana Santa


Por: Hugo Supo

Hace poco asistí a un encuentro de la que todavía se puede considerar Iglesia del Sur Andino, cuyos sacerdotes, laicos y demás creyentes trabajaron en los ochenta y parte de los noventa inclinados en la Teología de la Liberación, acompañando a los marginados del ande peruano, en su quehacer social y reivindicativo en busca de la lucha contra la pobreza.

En ese cónclave de amigos, quedé aún más convencido de que realmente la actual iglesia católica, apostólica y romana, va en declive, pues su institucionalidad –tan admirada por mucho tiempo- está en grave riesgo. Lo digo, y lo certifican muchos otros, que cada vez, menos gente esta dispuesta a seguir yendo a los templos, ya sea a escuchar misa, bautizarse, o alguna liturgia ocasional.

Lo que sucede –como lo reflexionamos en aquella oportunidad- es que esta iglesia ha sido tomada por sectores muy conservadores de la “clase sacerdotal”, a quienes poco parece importarles la fe del pueblo, y en cambio tratan de atropellarse con ella, arrimándose en vano en sus dogmas que ni ellos se atreven a cumplir.

El ejemplo más cercano y escandaloso de lo que sucede en Puno (Perú), es la reciente denuncia de los vecinos del distrito de Vilque (Puno), que han descubierto al chileno Luis Claudio Ahumada Cornejo, llevándose “tesorillos” del templo San Martín, junto a sus dos ayudantes.

En este caso, la iglesia representada por el obispo Jorge Carrión Plavlichs, ha reaccionado lejos de lo que la lógica humana hubiera imaginado, prohibiendo toda actividad religiosa –extiéndase católica- en esa localidad.

Lo que pasa es que el señor Pavlichs piensa que castiga a ese pueblo, cuando quizás lo que les hace es un favor, negándoles la posibilidad de tener a otro religioso –y los hay muchos- que reemplace al presunto ladrón.

Nos muestra además una cara demoníaca de Dios, suponiéndose representante del señor en esta existencia, lo sensato de parte del prelado hubiera sido que inicie una etapa de acercamiento a la población, o quizás atinadamente, decir que el tema se aclare conforme avancen las investigaciones, y no defender enceguecidamente a un presunto ladrón que tuvo que vestirse con sotana para robar, amenazar, y “cholear”.

Empero, no fue así, ya que Carrión dispuso la prohibición citada líneas arriba, ocasionado con ello repulsión generalizada contra la institución católica. Más allá de si los vilqueños necesitan de un cura para relacionarse con Dios –queda claro que no es así- el tema es que si después del escandaloso pasaje habrá más o igual número de seguidores del catolicismo en ese distrito.

Regresando a la idea inicial, con el anterior ejemplo, y muchos otros que podemos relatarles, podemos graficar claramente que la Iglesia Católica esta irremediablemente condenada a desaparecer como institución, más no así la fe, que se ha mantenido firme en su diversidad de expresiones por muchos milenios, pese a la persecución fascista de parte de los que dizque tienen más autoridad en el diálogo con Dios.

Creo que ha llegado el tiempo de despojarnos de los dogmas que nos han dictado al inconsciente, falsas normas que nos hacen aceptar a ladrones, violadores, mentirosos y otro tipo de lacras como representantes del Señor.

¿Nos prohibieron una misa?, ¿Y quién la necesita?, puedo sentarme solo en mi cuarto y hablar directamente con Dios, sin falsos representantes de él en la tierra, sin intermediarios que lo único que han hecho es aprovechar su posición para intereses propios. Nada más lejos del mensaje de Jesús.

Para finalizar, a Vilque y a todos, que pasen una Semana Santa de recogimiento, reflexión, paz, y cercanía a nuestro Dios.