Por: Hugo Supo
En el año 2013
se ha escrito uno de los capítulos más controversiales de la prensa
escrita en el Perú. Tras varios meses de negociaciones y reuniones,
el Grupo El Comercio (1) adquirió el 54 por ciento del área de producción y
distribución del Grupo Epensa (2), generando con esta acción una
campaña mediática contraria por parte del Grupo La República (3)
que vio frustradas sus intenciones de concretar dicha compra.
La campaña
desatada por La República aduce que la adquisición que hiciera El
Comercio a Epensa contraviene a lo señalado por la Constitución
Política del Perú y es un peligro para la libertad de prensa en el
Perú, la nomenclatura acuñada para este fenómeno fue:
concentración de medios.
La compra de
Epensa significó para El Comercio pasar a dominar el 77 por ciento
del mercado de venta de diarios en Perú, vale decir, el más alto
nivel de lectoría con los diarios y revistas que edita en la
actualidad.
El periodista
Ricardo Uceda escribió para la revista Poder el resumen de los
hechos. Epensa (Correo, Ojo, Ajá, etc.) estaba a la venta. Chicho
Mohme, dueño de La República, iba a comprarlo pero finalmente, El
Comercio acudió al rescate de la familia Agois (que no quería
vender a un grupo de izquierda).
Aquí hay que
hacer hincapié en el sentido de que en realidad, Epensa jamás ha
querido vender acciones, sino fue el empresario Gustavo Mohme quien
se acercó y motivó la transacción con un grupo de los accionistas.
Eso obligó a los minoritarios de Epensa acudir a El Comercio para
que mediante un préstamo pudieran ejercer su derecho a preferencia.
(AGOIS, 2013)
Antes de que El
Comercio se hiciera de la empresa de los Agois, la participación de
Epensa en el mercado nacional de venta de ejemplares de diarios era
de 28,56 por ciento, de acuerdo con cifras de la Sociedad de Empresas
Periodísticas del Perú (SEPP). El Comercio tenía 49,3 por ciento y
el Grupo La República 16,39 por ciento. Si La República hubiera
comprado, su participación en el mercado subía a 44,94 por ciento,
aún inferior al 49,3 por ciento de El Comercio. Ahora este ha subido
a 77,86 por ciento, quedándose La República con 16,39 por ciento.
Ante este
panorama, ocho periodistas de Lima, entre ellos el propio presidente
de Directorio de La República, Gustavo Mohme, presentaron una Acción
de Amparo ante el Poder Judicial. Tal demanda fue admitida por el
Cuarto Juzgado Constitucional de Lima, que atiende la jueza Lizy
Béjar Monge y su camino está rumbo a una decisión que se dará a
conocer en meses próximos.
Ahora bien, la
compra de Epensa por El Comercio y la campaña generada por La
República ha provocado un debate nacional, de mayor incidencia en
las redes sociales virtuales, por dos temas: libertad de prensa y
libertad de empresa.
Veamos entonces si realmente es motivo de alarma para los ciudadanos
peruanos esta disputa de empresas privadas, si hay concentración de
medios o es el nivel de lectoría de lo que se trata, además si el
modelo económico impide la práctica que en el momento se cuestiona
al Grupo El Comercio.
Una mirada a
Latinoamérica.
La concentración
de medios no es novedad en el mundo, de manera particular en
Latinoamérica se ha cuestionado a los principales conglomerados
empresariales de actuar de manera monopólica y en perjuicio de la libertad de prensa, la que como se sabe es esencial para garantizar
la democracia.
Argentina puso en
debate desde el año 2009 con la Ley N° 26522 de Servicios de
Comunicación Audiovisual; ya en el 2013 la Suprema Corte de Justicia
de Argentina declaró la constitucionalidad de la “Ley de Medios”,
que enfrentó al gobierno de la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner con el Grupo Clarín.
Este
enfrentamiento que ha rebasado los niveles mediáticos a los
políticos, se dio a consecuencia que desde el año 1999, el Grupo
Clarín se convirtió en una de las empresas más poderosas de ese
país y de Latinoamérica, este grupo participa de 17 empresas de
publicaciones e impresiones, posee 240 licencia de televisión por
cable, 15 de radio y televisión abierta y 3 en internet.
El gobierno
uruguayo ya tiene en agenda la aprobación de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, el proyecto está en el Parlamento en mayo
del año pasado, con el que se pretende “regular el sector, por
considerarlo de interés público, mediante reglas que permitan un
sistema con competencia equilibrada, pluralista y de acceso
universal”. (CASTRO, enero 2014)
Ecuador es otro
de los países donde las relaciones entre gobierno y prensa se han
convertido hasta en beligerantes. El presidente Rafael Correa
declaró: “Los monopolios mediáticos son uno de los más grandes
problemas planetarios. En Ecuador la banca y los medios de
comunicación ya no pueden tener vínculos”.
En este país se
aprobó una nueva Carta Magna en el año 2008, y en ese marco también
se aprobó en el 2013 la “Ley de Comunicación”, trayendo cambios
para las empresas dedicadas a la comunicación y para los propios
periodistas.
Por otro lado, en
Venezuela se aprobó una nueva Ley de Medios de Comunicación en el
año 2010, en ese entonces con el entonces presidente Hugo Chávez
Frías; incluso este personaje fue homenajeado con el premio Rodolfo
Walsh que otorga la Universidad de La Plata cuando presentó su libro
“La batalla contra los monopolios mediáticos”(2011).
En Bolivia, la
Nueva Constitución Política del Estado boliviano establece que los
medios de comunicación social no podrán conformar de manera directa
o indirecta, monopolios y oligopolios. En ese país, los
enfrentamientos entre Gobierno y el grupo empresarial más grande en
comunicaciones también se dieron. Es el grupo Grupo PRISA (dueño de
los diarios La Razón, Extra, El Nuevo Día, y parte de la cadena
ABC, además de numerosos medios en América Latina), el que tuvo
mayores problemas. Curiosamente, el Grupo PRISA es una de las mayores
editoras del mundo, posee participación en radios, periódicos,
televisoras e imprentas en gran parte del mundo hispano y hasta en
Estados Unidos, su producto más publicado es el Diario El País,
socio estratégico del Grupo La República que en el Perú cuestiona
a El Comercio.
En Chile, el
Mercurio suma 19 diarios regionales, y no solamente posee más del
50 por ciento del mercado de la prensa del país (traducida en lectoría), sino
también buena parte del mercado de la publicidad. En este país son
pocas las familias que concentran a los medios de comunicación más
importantes del país, como se ve, no es un panorama distinto al
nuestro.
Lo negativo de todas las regulaciones impuestas en los gobiernos que hemos revisado es -en la mayor parte de los casos- el intento de controlar la producción de contenidos a favor de las gestiones gubernamentales y no para el desarrollo social, atentando de manera abusiva a la libertad de prensa en esos países.
En tal contexto
regional, el debate en el Perú por la “concentración de medios”
se ha acrecentado por la declaraciones que hiciera el presidente de
la República, Ollanta Humala Tasso, en diciembre del año pasado. “Es una
vergüenza que en el Perú estemos teniendo un grupo que sea
prácticamente el dueño de los medios de comunicación, es
peligroso”, declaró en aquella ocasión. (LA REPÚBLICA, diciembre 2013).
Casi a la inmediatez, el congresista Manuel Dammert respondió presentando un proyecto de Ley que pretende reglamentar a los medios de comunicación escritos y la producción de contenidos, no así buscando darle sostenibilidad a la diversidad informativa y de opinión.
Sincerando la
concentración.
Con la
adquisición de una parte del accionariado de Epensa por El Comercio,
este conglomerado ha empezado a tomar una posición de ventaja frente
a La República, que hasta el 2013 añoraba lograr la compra
indicada.
En el nuevo
contexto, la asociación de El Comercio y Epensa las ha hecho
propietarias de ocho diarios y varias revistas, esto representa el 13
por ciento de periódicos que actualmente circulan en el Perú, por
ese lado es poco probable considerar a este fenómeno como una
concentración de empresas o casa editoras.
Asimismo, a
diferencia de la radio y televisión, para que un medio escrito
ingrese al mercado no es necesario un permiso gubernamental, puesto
que los periódicos no usan espacios radioeléctricos (como sí
ocurre con la radio y televisión), a lo mucho, el empresario que
quiera incursionar en este campo tendrá que -aparte de montar su
sistema interno de producción- firmar un convenio con el gremio
nacional de vendedores de periódicos, revistas y loterías, y así
garantizar su presencia en la cadena de distribución.
Igualmente, es
necesario ver la realidad peruana en cuanto al consumo de medios
escritos. En Lima, los diarios del Grupo El Comercio tienen ahora el
85,69 por ciento al haber sumado su 62,77 por ciento previo (713.578
ejemplares), con el 22,92 por ciento de Epensa (260.125 ejemplares);
los medios de La República se quedan con el 9,24 por ciento de nivel
de lectoría.
No obstante, en
provincias ocurre algo distinto. En diferentes ciudades del Perú,
sin considerar Lima y Callo, los diarios de Epensa, El Comercio y La
República poseían hasta el año pasado el siguiente nivel de
lectoría: 33; 31,25; y 29,1 por ciento de las ventas,
respectivamente. Desde la compra de Epensa, El Comercio tiene en
provincias el 64,25 por ciento de ventas.
Si la compra de
Epensa hubiera sido favorable a La República, en la actualidad no
estaríamos hablando de una “concentración de medios” ocasionada
por las ambiciones de El Comercio, sino de un duopolio, puesto que en
Lima hubiera subido su participación al 32,16 por ciento, pero en provincias,
hubiera tenido 62,1 por ciento del mercado.
“El éxito de
la operación de Mohme también hubiera producido una situación de
concentración indeseable en las provincias, con posibilidades de
pacto entre grandes en perjuicio de los medios locales o de
terceros”. (PINO, enero 2014)
De manera que el
reclamo por la supuesta “concentración de medios” carece de
legitimidad en esta coyuntura. Un debate nacional es totalmente
válido para garantizar una desconcentración del poder mediático,
eso es legítimo para generar mayor competencia y diversidad, siempre
y cuando no sea fomentada por otras empresas que pretenden hacer lo
que tanto cuestionan o el gobierno que apunta al control de contenidos.
A todo esto, resulta que La
República anunció en el año 2012 que el diario de mayor difusión
en España, El País, se distribuiría en Lima junto con su principal
producto (La República). "Hoy vendemos más de 40 mil
ejemplares diarios en edición en papel en seis países en América
Latina", señaló Juan Luis Cebrián, consejero delegado del
grupo PRISA, empresa editora de El País.
El grupo PRISA es
pues en el momento una transnacional de medios de comunicación,
acusada de concentrar medios en varios países de Lationoamérica,
con poder grande en España y hasta en los sectores latinos de
Estados Unidos.
Resulta curioso
haber visto a Mario Vargas Llosa sumarse a la campaña contra la
“concentración de medios” de El Comercio en Perú para apoyar al
rotativo que ahora replica sus colaboraciones (La República) desde, precisamente, una editora que ha logrado una de las mayores
concentraciones de audiencia y empresas comunicacionales.
“Vargas LLosa
ahora se manifiesta contra la concentración de medios, aquí, pero
no lo hace cuando el grupo PRISA concentra en sus manos no sólo
medios de radio y TV sino a las mayores editoriales españolas (Grupo
Santillana: comprende las editoriales Santillana Educación,
Santillana Formación, Richmond Publising, Alfaguara, Alfagura
Infantil y Juvenil, Taurus, Aguilar, El País-Aguilar, Altea, Punto
de Lectura y SUMA) y su accionariado mayoritario de PRISA (57.7 por
ciento) es yanqui: Liberty Acquisition Holding (Phoenix Group)”.
(CASTRO, enero 2014)
Hay que agregar
que el grupo PRISA también ha mostrado interés para adquirir
acciones de la cadena radial más importante del Perú (RPP), con lo
que su presencia en este país quedaría consolidado.
Es por esa razón
que el debate impulsado por La República se ha deslegimitizado en el
Perú, pues, por ahora, es un simple problema entre privados. Incluso
el propio Mohme ha admitido que “el remedio puede ser peor que la
enfermedad” al oponerse a una “Ley de Medios” que se ha puesto
en agenda del Congreso de la República, pues asoma el peligro de una
regulación de contenidos, muy peligrosa en democracias adolescentes
como la nuestra.
Tras esta compra
solo vemos que El Comercio busca homogenizar criterios políticos en
las esferas de poder camino a las próximas elecciones y al
Bicentenario de la independencia nacional, mientras que La República
(aliada de El País) pretende facilitar el ingreso del grupo PRISA
para igualmente imponer una clase política, incluso esa izquierda
que la derecha requiere.
Libertad de
empresa.
El monopolio se
da cuando existe la vocación empresarial para ser el único que
produzca, venda o distribuya en el mercado algún producto o
servicio.Una de las prácticas conocidas sobre el tema es la
adquisición de accionariado en las empresas que significan
competencia, en algunos casos para desaparecerlas y en otras para
garantizar su diversificación.
“Ser el único
productor, con el precio que él quiera, con la producción que le
convenga es el sueño de muchos empresarios émulos de Luis XIV
(L'État, c'est moi» («El Estado soy yo»). La toma de decisiones
se formará entonces básicamente por el accionista mayoritario, y la
gerencia ejecutará las directivas. Supuestamente si uno adquiere las
empresas de la competencia, es para hacerse del mercado; y como es el
único productor, pues subirá inmediatamente los precios del
producto, consiguiendo con eso la máxima rentabilidad: Al no haber
competencia, pues el cielo es el límite”. (PINO, enero 2014).
Sin embargo, para
juristas como Miguel Pino Ponce, el monopolio es un premio que
obtiene un emprendimiento dentro del mercado, ya que gracias a su
empuje ha logrado posicionarse excluyentemente frente a la
competencia.
Para Pino hay que
saber diferenciar monopolio de prácticas monopólicas. Ciertamente
hay varios requisitos que se debieran de cumplir en un mercado para
hacer posible la práctica monopólica, puesto que no solo se
requiere que haya un producto y un solo productor, es mucho más,
como veremos a continuación.
Prácticas
monopólicas.
Para analizar
estos temas, es necesario revisar lo que señala la Constitución
Política del Perú.
Respecto al
pluralismo económico, el artículo 60 dice: “El Estado reconoce el
pluralismo económico. La economía nacional se sustenta en la
coexistencia de diversas formas de propiedad y de empresa. Solo
autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente
actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto
interés público o de manifiesta conveniencia nacional. La actividad
empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento
legal”.
Asimismo, sobre
la libre competencia se afirma lo siguiente en el artículo 61: “El
Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica
que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas.
Ninguna ley ni concentración puede autorizar ni establecer
monopolios.
La prensa, la
radio, la televisión y los demás medios de expresión y
comunicación social; y, en general, las empresas, los bienes y
servicios relacionados con la libertad de expresión y de
comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni
acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de
particulares”.
Desde el punto de
vista del derecho económico, para que la práctica monopólica se
puede dar en cuanto exista la transgresión a un mercado relevante,
ausencia de productos sustitutos y barreras de acceso al mercado.
A) Mercado
relevante.
Quiere decir esto
que se debe determinar el área geográfica de influencia del único
producto o productor. Se podría hablar de una ciudad, distrito,
provincia o país. En el caso de los medios de comunicación, el
diario de mayor lectoría en la ciudad de Lima no puede ser
necesariamente el de mayor aceptación en provincias.
En el caso del
diario El Comercio es así. En Lima tiene el 49.3 por ciento del
mercado en lectoría, no obstante, en Puno su nivel de venta no
supera los 100 ejemplares diarios; en provincias como Puno hay una
fuerte tendencia a preferir productos locales, en este caso, la
población se informa por radioemisoras, canales de televisión y
periódicos locales, en consecuencia las noticias de orden nacional
son desplazadas a un segundo lugar.
Un ejemplo de
ello es que cada vez existe la preferencia de los empresarios para
generar productos regionales en lugar de solamente poner una oferta
nacional, en los últimos años hemos visto la “descentralización”
de la agenda mediática en periódicos como Perú 21, Trome, Correo,
La República, Ajá, El Popular, entre otros.
Y si ampliamos el
tema a los medios televisivos el panorama es mucho más
controversial. “Juliaca tiene 20 licencias para canales de
televisión, uno de los números más altos del Perú, que la coloca
en décimo lugar en cuanto a licencias, frente a ciudades de mucha
mayor población e importancia como Lima, Arequipa, Cusco o Chiclayo.
Es importante anotar que, después de Lima, el departamento de Puno
(donde está ubicado Juliaca) es el que más estaciones de televisión
tiene en el Perú.” (PINO, enero 2014).
La constitución
política del Perú prohíbe el “acaparamiento” de medios, y está
pensado para la radio y la televisión, porque ambas dependen de un
espectro radioeléctrico cuyo número de frecuencias es limitado;
ergo es en un espacio “donde la puerta no está siempre abierta al
ingreso de nuevos competidores, como sí sucede con la prensa
escrita, donde el ingreso es ilimitado (en cuyo mercado, por cierto,
está confirmada la próxima llegada de un nuevo competidor,
aparición que nosotros, que sí creemos en la competencia,
aprovechamos para saludar). No hay, pues, un vacío legal por
reglamentar, como lo ha sugerido equivocadamente el primer ministro…”
(EL COMERCIO, octubre de 2013).
B) Productos
sustitutos.
Una posición
dominante, como la que ahora se le atribuye a El Comercio, no sirve
de nada cuando existen productos sustitutos en el mercado. Un
monopolista pretenderá hacer subir los precios de su producto, pero
el consumidor podría reaccionar adquiriendo otros que suplan la
misma función.
Ahora bien,
cuando hablamos de medios de comunicación, no solamente hablamos del
periódico (papel), también lo hacemos de la producción de
contenidos.
En tal sentido,
si por ejemplo existe una sola opinión en los periódicos, pero
coexisten medios virtuales de opinión diferente, u otros medios
independientes, es lícito creer que el mercado de moverá contra la
opinión monocorde. En la actual realidad donde impera la Ley de la
Oferta y la Demanda, es el consumidor quien finalmente tiene poder
para decidir entre tal o cual opción, a las empresas no les queda
más remedio que competir y ofrecer mejores productos para lograr
cautivar a -en este caso- los lectores.
Si revisamos la
historia reciente del Perú, en la década de los noventa, la mayor
cantidad de medios de comunicación estuvieron al servicio de la
mafia fujimontesinista, en esa coyuntura se intentó esconder las
protestas contra el Gobierno y la re-relección de Alberto Fujimori,
sin embargo, los canales de cable, los medios del extranjero y otros
independientes dieron gran cobertura a lo que estaba aconteciendo,
de nada le sirvió al Gobierno haber corrompido a los propietarios de
los medios de comunicación más importantes del Perú.
Con el
crecimiento de los medios virtuales y la expansión de la internet,
pensar en un dominio absoluto de la información y opinión, está
mucho más lejos de concretarse que en la década de los noventa. Los
productos sustitutos son diversos, abusar desde la posición
ventajosa del poder sería peor que la enfermedad para el
conglomerado El Comercio.
Barreras
de acceso al mercado.
En el peor de los
casos, si existiera un solo productor y no haya sustitutos, en
nuestro país no existe impedimento legal, según la misma
Constitución Política del Perú, para el ingreso de más empresas.
Asunto diferente
es para la radio y televisión, pero en el caso de prensa escrita no
existe limitación alguna, similar es el caso del periodismo virtual
que parece no tener límites de crecimiento.
Hay casos en los
que la agenda principal de los medios masivos (tradicionales) ha sido
“impuesta” desde los medios virtuales, es decir que hay mucho pan
que rebanar con el desarrollo de esta área, pues cada vez son más
los medios de mínimo costo, pero de alcance masivo.
A modo de
conclusión.
La campaña
impulsada por La República es ilegítima, no solo porque el modelo
económico que este mismo grupo defiende permite concentraciones,
sino porque su objetivo es actuar de la misma forma que ahora acusa
a su competidor.
Las lineas editoriales de los medios escritos involucrados en el
Perú no han cambiado, con solo decir que siguen habiendo tres
grandes editoriales (El Comercio, Epensa y La República) que hoy
manejan sus periódicos como lo hicieron antes de la supuesta
“concentración de medios”.
Requerimos
en el Perú debatir y generar mecanismos para reforzar la difusión
de la diversidad de lineas editoriales, pero no prohibiendo y
persiguiendo el crecimiento de las empresas comunicacionales, sino
reforzando y creando oportunidades para los que hoy aún son
pequeños y distintos.
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(1) El grupo El
Comercio es el principal conglomerado de medios de comunicación
escritos en el Perú, está ligado a grupo de poder económico de
derecha.
(2) El grupo
Epensa, es la segunda empresa de comunicaciones escritas con mayor
aceptación en Perú, su diferencia con El Comercio no dista más
allá de las agendas particulares y electorales, en lo económico
comparten puntos de vista.
(3) El Grupo La
República es el tercer conglomerado de medios comunicación en Perú,
se definen como un sector empresarial comprometido con la
socialdemocracia.
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Referencias
bibliográficas:
WITKER, Jorge,
Introducción al Derecho Económico, 1999
FOTO: http://vozliberal.blogspot.com/