Por: Hugo Supo
Las dirigencias originarias han
anunciado la tradicional movilización del 12 de octubre en Puno y
otras localidades del país.
En tal fecha se rememora la llegada de
Occidente al Abya Yala (América), con las diversas connotaciones que
tiene este día (invasión, choque cultural, encuentro de dos mundos,
etcétera).
Desde 1992 en el que se cumplió cinco
siglos de la llegada de Cristobal Colón a las costas americanas, el
estribillo “resistencia” es constante en este tipo de actividades
reivindicativas.
No obstante, en estas dos últimas
décadas se han visibilizado transformaciones profundas de las
sociedades andinas como la peruana.
El fenómeno de la migración tiene
tintes particulares en el Perú. Hay muy poco de resistencia hoy en
día, puesto que de ella se ha pasado a una etapa diferente a lo
largo de los años: a la expansión.
Es verdad que las sociedades andinas
han tenido que resistir mucho tiempo frente a la avasalladora cultura
occidental.
La Conquista y Colonia tenían por
objetivo aniquilar a la población local en nombre del crecimiento
industrial del Viejo Continente.
La resistencia ha ocurrido (y por mucho
tiempo) en nuestros territorios, en comunidades campesinas, estancias
y ayllus; hasta producirse las crisis que han obligado la salida del
campesino indígena a poblaciones urbanas modernas.
De 1940 en adelante se ha vivido un
desborde particular de los pobladores originarios, todos ellos han
empezado una gran marcha a los valles costeros del Pacífico,
invadiendo las periferias urbanas en la procura de mejores
oportunidades para sus familias.
La invasión (que no es otra cosa que
un desborde) ha roto paradigmas, poniendo en jaque al Estado oficial.
Los más sensatos estudiosos de este fenómeno admiten que este
periodo no podría ser considerado como una simple resistencia.
Y hay quien dice que se han roto
mayores barreras. Sería bueno que las dirigencias originarias del
pueblo andino lo tengan en cuenta. (Correo Puno Juliaca 12/10/17
Foto: Difusión)