Por: Hugo Supo
Ni la conciencia
ciudadana es tan alta para elegir a mejores congresistas, ni el
sistema de partidos políticos funciona bien para que las
organizaciones nos presenten a sus mejores cuadros; de manera que el
Perú está condenado a conformar un Congreso de la República
irremediablemente mediocre y atomizado en enero de 2020.
Sumado
a ello, el Jurado Nacional de Elecciones dio luz verde para la
repostulación de los “congresistas disueltos”, lo que podría
minar la legitimidad del próximo Parlamento, pues el pueblo ya se
pronunció en contra de las reelecciones en el Referéndum del año
pasado.
¿Qué hacer? Apelar a la sociedad
civil organizada para generar la próxima agenda parlamentaria a
niveles local, macroregional y nacional. Aquí está llamada la
prensa, universidades, colegios profesionales, gremios populares y
empresariales.
Y esta misma dinámica debería aclarar
los criterios para asumir una votación responsable el 26 de enero de
2020. Por ejemplo, si somos coherentes con el Referéndum 2018 y con
el pedido ciudadano #QueSeVayanTodos del presente año, tendría que
descartarse la reelección de quienes hayan ocupado curules en el
anterior Legislativo.
Asimismo, los peruanos debemos tener en
cuenta que el congresista asume poder -sí y solo sí- dentro de una
bancada, por lo que el debate de las propuestas deberían estar
enfocadas bajo el criterio de las listas que nos presentan los
partidos, no de individualidades por más carismáticas que estas
sean.
Y si vamos a evaluar a individuos, que
al menos superen tres condiciones básicas: inteligencia emocional
desarrollada (para evitar borrachitos de poder), tranquilidad
económica (que no estén buscando chamba) y madurez política
(finiquitemos de una vez por todas a los camaleones).
* Sobre
Bolivia: la whipala es tan símbolo como la bandera republicana,
deben procesar a quienes la ofendieron.