Por: Hugo Supo
Un audio publicado en redes sociales
revela el modus operandi del agitador antiminero en Islay (Arequipa),
Pepe Julio Gutiérrez, quien solicita “lentejas” a un
intermediario de Southern Perú para frenar la violencia desatada por
uno y por otro lado, por más de 50 días en aquella localidad.
Pero el de Pepe Julio Gutiérrez no es
un caso aislado ni único en la sociedad peruana, al contrario, es
una muestra de la podredumbre en la que se encuentra nuestra élite
dirigencial.
De manera que el descrédito y
desconfianza no solo está en los políticos con cargo, en la prensa,
en los jueces o en Palacio de Gobierno. Como se verá, el virus de la
corrupción se encuentra plagada en cada rincón de la Patria.
La sociedad civil debe entender que la
institucionalidad que tanto se reclama al Estado, debe también darse
en la organización popular, esa institucionalidad se fortalece
cuando nuestras organizaciones alternan el poder dirigencial entre
sus líderes, en caso contrario se convierte en instrumentos de
presión para el chantaje.
He ahí la razón por la que desde esta
tribuna hemos reclamado la urgente alternancia de poder en los
gremios populares.
Es inaceptable que una argolla tome la
representación de organizaciones, se supone amplias y democráticas,
y de la misma sociedad.
Casos como las centrales de barrios,
frentes de organizaciones, gremios universitarios, etcétera, que
tienen dirigentes eternos deberían merecer el rechazo general. Es el
camino para no desacreditar los legítimos reclamos del pueblo.
Si damos una rápida revisión a las
organizaciones sociales, en Puno, encontraremos agitadores que al
estilo de Pepe Julio Gutiérrez, se han entornillado en cargos
dirigenciales quién sabe con qué intenciones. Lentejeros por aquí
y por allá, así estamos en esta bendita tierra del sol. (Correo
Puno 11/05/15 Foto: Difusión)