domingo, septiembre 29, 2013

A los periodistas

Por: Hugo Supo 

“¿Quién carajo ha inventado ese cuento de que la prensa es el cuarto poder?, ah sí, lo curioso es que ni ustedes -los periodistas- han de saber que la autoría es atribuida al escritor y político anglo-irlandés, muy famoso e influyente allá por el siglo XVIII, Edmund Burke.
Despertemos amiguitos, eso del cuarto poder es una idea vetusta que no puede estar vigente tres siglos después de haberse dicho. ¿De veras se sienten un cuarto poder?, ¿debajo de cuál?, ¿encima de cuál?, ¿al mando de quién?, ¿ordenando a quién?
No sean cursis pues, los medios son medios, nada más ni menos, instrumentos de algo, parte de un todo y, los que allí trabajan son, por inercia, componentes de ese instrumento. En castellano simple son utensilio de alguna maquinaria de poder.
Son marionetas de algún titiritero cuyos hilos apuntan a algo más grande que simplemente colmar las vanidades del muñequito; no hay que engañarse, por ejemplo pocos trabajos suyos pueden considerarse producto del periodismo de investigación, gran parte son “sembradas” por sus respectivos titiriteros. Ay, la verdad sí que duele...
Lo primero que un periodista debe saber antes de ser periodista es esta realidad. La complejidad de la sociedad hace que la prensa no tenga lugar asegurado en una jerarquía del poder, a veces con lo económico, otras con lo político, muchas veces con el poder público, así se mueve la prensa, así de simple y enredado a la vez.
El que sean periodistas no los hace inmunes a la corrupción, deslealtad, mentira y a esas lacras que tanto cuestionan desde sus espacios. Poderoso un día, perrito sin dueño al otro, así es este hombre, así esta mujer.
Aunque les duela aceptarlo señores, si no están conscientes de esto nunca dejarán de ubicarse al final de esos hilos que el instrumentalista de turno ha preparado para ustedes. Esto es como aceptar ser drogadicto para empezar a curarse.
¿Independiente? Esa es otra patraña propagandizada en los círculos académicos para agrandar el ego del periodista; interdependiente estaría mejor, sería más sincero, más leal, más real. Aceptar la condición de interdependiente es responder a la verdad que tanto exige la audiencia, es bajar de ese sitial que solo su soberbia les otorga y pararse dignamente en equilibrio con sus fuentes, financistas, empleadores y similares. De eso se trata.
Ahora lleven a otro lado sus caritas de sobelotodo, y no vengan con ese idealismo de la objetividad, el consciente sabe que esa palabra es demasiado para este oficio, una utopía simplemente, ¿que ya lo saben?, ahora informen a su público, pronuncien la verdad, admitan que no son los abanderados, digan que es otro cuento de los puritanos y pulcros teóricos que solo saben del periodismo lo que han hojeado en los textos. ¡Díganlo!, ¡acéptenlo!
Luego empiecen a hacer lo que mejor se puede con un periodismo sincero: Primero, pluraridad para garantizar democracia. Segundo, contar bien usando el lenguaje y la narrativa. Tercero, ofrecer contexto para que se entiendan las verdades. Cuarto, proponer criterios para comprender las realidades que se informan. Y quinto, recordar que el protagonista es la realidad y la gente, no el periodista.
Si parten de la toma de conciencia y el sinceramiento, se podrá avanzar a la calidad, credibilidad y legitimidad. Qué bonito sería. Todos se los agradecerían”.
PD. El autor se ha extraído de ser periodista para escribir como cualquier ciudadano lo haría, es también un mensaje para él. (Publicado en Correo Puno 30/09/13)