sábado, abril 25, 2009

No estoy enamorado de usted señor Fuentes


Por: Hugo Supo

A usted, señor Hernán Fuentes le ha dado un “complejo de víctima”, piensa o le hacen creer que todos le persiguen, que los periodistas lo odiamos o le tenemos celos, que si no estamos con usted, estamos con el enemigo. Poniéndonos en su onda federalista, piensa que los que no lo vanagloriamos por su “figuretismo federal”, defendemos al centralismo limeño y somos serviles de Alan García.

A las pruebas me remito. En su última publicación -o primera o única, no lo sé- usted señor presidente, dedica buena cantidad de las pocas páginas de su folleto, a pasar de víctima, lo hace con los suyos y también con el resto de puneños. Su complejo se muestra desde el título: “Federalismo: que la historia nos juzgue”, reza, como creyéndose el más insigne intelectual y líder que se atreve a hacerle el pare al gobierno central, y como si eso le estaría costando la vida. Me recuerda un poco a Fujimori que no teniendo otro remedio, argumenta eso para defenderse de lo indefendible.

En principio, señor presidente, para un político no hay nada más fácil que ser contestatario ante el más grande, desconozco si eso se lo dicen sus asesores, pero ya estamos hartos de ese cuento y desde lejos se huele ese tufillo en usted.

Lo siguiente que voy a resaltar –más allá de los errores de forma que harto se han cometido en su denominado libro- es que desde su publicación, pretende equivocadamente darnos clases de periodismo a los periodistas.

“¿Dónde ha quedado la función principal de los medios que es la educar y orientar al pueblo?” se pregunta usted en la página 18, reclamando por las notas periodísticas que hemos publicado acerca de su propuesta.

En específico, usted se queja de la portada del Diario Los Andes (16 de enero del 2009) en la que titulamos: “¡PAYASOS! Montan show con cambio de nombre a Puno”, refiriéndonos a seis de sus consejeros regionales que una noche anterior dieron trámite una iniciativa por demás descabellada: la de cambiarle la denominación a este departamento.

Pues bien, vamos aclarando el tema señor presidente, le voy a confesar que cada carátula del diario es discutida -antes de diseñarse- por un Comité Editorial, el que selecciona y reflexiona el tema a titular. Así ocurrió la noche del 15 de enero del 2009 en la redacción del Decano de la Prensa Regional.

Yo creo que no debería quejarse tanto y más bien empezar a dar muestras de agradecimiento. Recuerde que luego de algunos días, volvimos a titular: “GR planificó payasada”, le cuento el por qué: un par días después de la ridiculez de sus consejeros, su mismo asesor Wenceslao Apaza Ñaupa me confesó en la esquina de los jirones Moquegua y Deustua, que ese asunto del cambio de nombre a Puno fue un cuento, que todo lo habían calculado, “ya sabíamos lo que iba a pasar”, me dijo mostrándo una maquiavélica risita.

La verdad es que desconozco si Wenceslao dijo eso para excusar a sus “soldaditos” del Consejo Regional (los de usted, no del asesor), pero lo dijo. En realidad, pienso que se dieron cuenta del error demasiado tarde. Es que no se puede cambiar el nombre de una región como a un hijo, quizás no lo sabían y por eso es que prefirieron decir lo chapulinesco: lo teníamos fríamente calculado.

En fin, usted señor admirador de mi tocayo Hugo Chávez sabe que esas notas de tono crítico y reflexivo que le lanzamos de cuando en cuando, le contribuyen en su orientación política.

Imagínese nada mas, si Los Andes no hubiera revelado la “payasada” del 16 de enero, usted hubiera sido tentado a cometer un feo error, le hubieran cambiado el nombre a Puno y su debate del federalismo hubiera quedado enterrado de saque. Entonces yo no seria puneño ya, sino un “federalistautonomistaquechuaymara” y seguro estoy que estaría firmando algún planillón que ya hubiera salido para lograr su vacancia.

Pero, esa felizmente señor presidente no es la realidad, hoy estamos aquí, usted en su escritorio, yo en el mío, usted quizás maldiciéndonos y nosotros tratado de entender su folleto federalista…Usted debe empezar a darse cuenta de que no todos los que le adulan le dicen la verdad, pero, pensándolo bien, ese problema es suyo.

Por otro lado, me indigna señor presidente, que señale de la forma más baja que los periodistas sólo actuamos cuando nos pagan coimas (página 16 de su folleto), sepa usted que no es así.

Me preocupa finalmente, que se imagine que alguno de aquí se haya enamorado de usted (página 18), en realidad creo tener mejores gustos señor presidente, pero, preocupan sus raras insinuaciones.

Dicho esto señor presidente, creo también que queda demostrada la labor que con orgullo cumplimos desde esta trinchera, a usted le molesta claro, pero ahí está nuestro compromiso con el desarrollo y orientación al pueblo que tanto nos reclama. Le felicitamos haberse puesto derecho en el camino de abrir el debate federal, como debió ser desde el principio, sin payasadas.